Lectura
del santo evangelio según san Marcos 16, 9-15
Jesús,
resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María
Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus
compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba
vivo y que lo había visto, no la creyeron. Después se apareció en figura de
otro a dos de ellos que iban caminando a una finca. También ellos fueron a
anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a
los Once, cuando
estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza
de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les
dijo: - «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
No
podemos menos de contar lo que hemos visto y oído
Curiosa
la actitud de “los sumos sacerdotes, los ancianos y los letrados”. Después de
haber conseguido la muerte de Jesús, quieren prolongar su muerte. Quieren que
nadie del pueblo le recuerde y menos aún que le consideren vivo y le sigan. Ya
pueden los apóstoles, empezando por Pedro y Juan, proclamar que Jesús ha
resucitado y se les ha aparecido, ya pueden curar en nombre de Jesús resucitado
a un lisiado… nada les hará cambiar de actitud ante Jesús.
Llamaron
a Pedro y Juan y “les prohibieron en absoluto predicar y enseñar en nombre de
Jesús”, pensando que, desde su reconocida autoridad, les iban a hacer caso.
Pero los dos apóstoles, “hombres sin letras y sin instrucción”, aunque con la
convicción profunda de haber sido testigos no solo de la vida, muerte y
predicación de Jesús, sino también de su resurrección, alegan una autoridad
mayor que la de estos letrados, la autoridad de Jesús, el Hijo de Dios, y la
autoridad “de lo que hemos visto y oído”. No pueden callarse y seguirán
predicando a Jesús y todo lo que él les mandó que predicasen.
Jesús,
resucitado al amanecer del primer día de la semana…
Jesús se
lo había anunciado a sus apóstoles antes de su muerte varias veces y de
distintas maneras. Ahora, antes de mostrarse a ellos directamente les da la
noticia por medio de María Magdalena y “otros dos”. Pero ni a una ni a los
otros les creyeron la noticia de que había resucitado. Tuvo que acercarse a
ellos para que cayesen en la cuenta de que verdaderamente había resucitado.
A partir
de ese momento, los apóstoles son otros. De estar medio escondidos, con el
miedo en el cuerpo y en alma en una casa por temor a los judíos y sus
autoridades, Jesús resucitado, su Maestro y Señor, va a llenar sus corazones de
alegría y de valentía para predicar el “evangelio a toda la creación”.
Era
verdad. Todo lo de Jesús era verdad, se podían fiar de él. Dios Padre le había
respaldado devolviéndole a la vida. Había vencido a la muerte. Ahora les pedía
a sus apóstoles que extendiesen esta buena noticia por todo el mundo, capaz de
alegrar el corazón de cualquier hombre y mujer. La vida humana tiene sentido.
No acaba en la muerte, en el vacío, en el fracaso. Acaba en la vida y en la
vida de completa felicidad y para siempre. “Yo soy la resurrección y la vida,
el que cree en mí aunque muera vivirá y vivirá para siempre”.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/27-4-2019/
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