¿Jesús también fue víctima de abuso
sexual?
La décima
estación del Vía Crucis dice: “Jesús es despojado de sus vestiduras”. Se
refiere a Mt 27,35: “Los que lo crucificaron, se sortearon su ropa y se la repartieron.”
Jesús fue inocente, según la opinión del procurador romano
Poncio Pilato. Sin embargo, lo condena a insistencia de los líderes religiosos
judíos, quienes logran de enardecer una parte del pueblo contra Él. Quieren que
muera, porque ha blasfemado a Dios y porque es sospechoso de ser
revolucionario.
Los soldados
romanos eran acostumbrados a las crucifixiones. Pilato había decretado miles.
Pero este santurrón Jesús les daba rabia. Su aparente inocencia les incentivaba
a todo tipo de burlas: le ponen una corona de espinas, le dan una caña como si
fuera un cetro y le ponen uno de sus mantos: Que tal rey. Jesús es inocente,
indefenso y sumamente vulnerable ante ellos. Son simples soldados, pero el
hecho que tienen poder absoluto sobre una persona tan vulnerable, les hace
abusar de su poder. Lo maltratan con ganas. Se burlan de Él. Y la última burla
de estos depravados es quitarle toda su ropa. Desnudo tiene que morir en la
cruz. Lo despojaron de su ropa. ¿Habrá sido solo un robo? De hecho, se “repartieron”
el botín.
Yo creo, que
aquí hubo algo más, que un simple robo. Aquí había abuso de poder y abuso
sexual. A estos soldados les gustaba verlo sufrir. Les gustaba verlo sufrir
violando su intimidad. Verlo desnudo probablemente no les estimulaba sexualmente,
pero les daba más poder sobre El. Le robaban todo, su intimidad, su dignidad.
El abusador sexual de menores muchas veces no vive un gozo sexual, sino un gozo
de poder sobre alguien indefenso. Robándole lo más íntimo, le roba el alma a su
víctima. Y goza de este poder absoluto, que le da este acto.
Tipos como estos
soldados verdugos al poco tiempo se hacen abusadores de poder. Son cosas del
oficio. Y del abuso de poder al abuso sexual es poco trecho. No nacen- pero se
hacen depravados. Y Jesús fue uno de sus víctimas. Despojándolo de sus
vestiduras, le han robado su dignidad, su intimidad. No fueron ni violación ni
tocamientos indebidos. Pero algo como acoso o sometimiento sexual.
Esto no pasó
solamente con Jesús. Esto pasa hoy miles de veces. Cuantos abusos sexuales
cometidos en las guerras actuales, por ejemplo, de parte del Estado Islámico en
Siria e Irak. Cuanto abuso sexual de padrastros y familiares. Tienen poder
sobre sus víctimas y lo aprovechan en su momento. Y cuando son menores de edad
es peor. Destruyen toda una vida sin darse cuenta siquiera. Son matones.
Lamentablemente
estos crímenes se han dado también dentro de las iglesias y dentro de nuestra
Iglesia Católica. Para que estos escándalos no salen a la luz haciendo daño a
la imagen de la institución, muchos en la iglesia se han callado. No se pensó
en el sufrimiento de las víctimas, solo se pensó en el daño, que puede hacerse
a la institución. Todavía muchos en la Iglesia no son capaces, de comprender la
magnitud del daño en las victimas ni la multitud de casos, que existen. Pero
son muchos. En algunos países se han hecho investigaciones serias y los números
son escalofriantes: Por lo menos un 5% del clero ha abusado sexualmente de
menores. Son miles de casos en todos los continentes. La buena noticia es, que
casi un 95% del clero no son abusadores de niños. Pero, aunque existiera un
solo caso, el daño es tan grande, que nada ni nadie lo puede justificar.
Tenemos que aceptar lo que pasó, aunque duela. Y tomar todas las medidas
posibles, entre ellos un castigo severo, para que no se repita.
Aquí en Caravelí
hasta ahora me he enterado de un solo caso, que es realmente escalofriante: El
caso del Cura Revilla. El Padre Revilla abusó y violó a una niña de 10 años
aquí en Caravelí. Fue en los años 60, antes de que llegara todavía Monseñor
Federico Kaiser. Ni bien que se formara la Prelatura de Caravelí lo envían a
Puquio, no sé si el obispo tenía conocimiento en aquel momento. La niña quedó
traumada. No se lo contó a nadie. Su familia se enteró muchos años después,
porque nunca más asistía a la iglesia. Recién cuando iba a morir la victima ya
de avanzada edad pudo aceptar, que venga un sacerdote. Esto me contó su
hermana, que vive aquí en Caravelí. Sin embargo, en Puquio este sacerdote
seguía abusando y violando a niñas de esta edad.
En los archivos
se mencionan 3 casos de acusaciones de Padres de Familia al Cura Revilla en los
años 70. El obispo hizo investigar el caso, pero parece, que no encontró más
pruebas, que la palabra de los papás furiosos. Finalmente, los papas lo acusan
ante el fiscal y se va a prisión a Ica por 4 años. Cuando sale de la prisión ya
no vuelve a la Prelatura, sin embargo, sigue ejerciendo de sacerdote en Lima,
como si nada hubiera pasado. Una de sus víctimas me contó, que la llevó al
almacén, para entregarle alimentos para su familia. Y allí la despojó de su
ropa y la penetró. La niña de 9 años le contó a su Mamá y la Mamá le obligó a
callarse. Con el cura no te metas. Este cura murió hace 4 años. En su entierro
nadie mencionó nada de sus crímenes.
Ya no podemos
seguir así. Si hay abusos, hay que denunciar. Y el sacerdote no puede tener un
poder absoluto sobre las consciencias y la vida de las personas, especialmente
los niños. Debe de haber más respeto de parte de los sacerdotes y más control
de parte de los laicos. Nuestra iglesia debe de ser menos clericalista y más
igualitaria en el trato entre los laicos y los sacerdotes. Si no, estos casos
pueden repetirse.
La iglesia de
Jesús no puede seguir el patrón de los soldados romanos. Tiene que ponerse al
lado de las víctimas, al lado de Jesús. Ayúdennos a comprender mejor nuestros
errores y a aprender de ellos. Queremos ser una iglesia solidaria y sanadora
con los más vulnerables. Debemos de erradicar decididamente el abuso sexual y
sus causas institucionales.
Jesús murió en
la cruz por nuestros pecados. Los pecados individuales e institucionales. Pero
necesita de parte del pecador un sincero arrepentimiento y un cambio real.
Jesús, es un sanador herido. Sufría nuestros abusos.
Jesús, por tu muerte en la cruz: ¡Perdona nuestros pecados y sana las heridas de las víctimas y de tu iglesia!
Jesús, por tu muerte en la cruz: ¡Perdona nuestros pecados y sana las heridas de las víctimas y de tu iglesia!
Caravelí, viernes santo 2019 Reinaldo Nann, Obispo de Caravelí
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