Lectura del santo evangelio según san
Marcos 4,21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la
muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la
cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se
descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga
oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Quien hizo la promesa es fiel
Es la fidelidad de Cristo, a través de
su sangre, quien nos ha hecho posible el que podamos entrar libremente al
santuario. Ya no hay cerrojos ni leyes que lo impidan. Ya no hay castas, ni
impedimentos que sostengan la separación del hombre con Dios. Ahora hay un
camino nuevo y vivo, personal y libre, para acercarnos con un corazón
purificado y reconciliado a Dios.
Este es el mensaje primero que nos
revela este capítulo 10 de la carta a los Hebreos. El segundo mensaje es una
exhortación para que mantengamos la esperanza que profesamos, para estimularnos
a la caridad y las buenas obras.
La tercera es que no desertéis de las
asambleas. Y en esta exhortación quiero centrarme. ¿Por qué nuestras iglesias
se vacían más? ¿Es un hecho cultural? ¿Ha envejecido la edad de los creyentes?
¿Y los que quedan? ¿Son fieles a la promesa de su bautismo? ¿Es una cuestión de
testimonio o de dejadez?
Demasiadas preguntas para comprender lo
que sucede. Muchos querrán ponerle el acento dentro, en el pecado, otros
acariciarán la idea de la descristianización de Europa y otros continentes. Sin
embargo, para celebrar la fe hemos de mirar al frente, por encima de todo, y
sabiendo que en nuestra alma está de pie por encima de las circunstancias,
hemos de sembrar el testimonio de la caridad procurando que el camino nuevo
inaugurado por Cristo siga siendo un camino de esperanza para cuantos conviven
con nosotros.
Se le quitará hasta lo que tiene
No es una cuestión de números lo que
nos mantiene en pie la fidelidad. Lo que mantiene en pie la fidelidad es la
constancia y el amor convencido de que nuestra esperanza en Cristo ha sido
colmada como promesa, una promesa cumplida que no hay que esconder. La fe no
puede esconderse es la luz para otras generaciones por mucha desafección que
exista.
La vida propuesta por Cristo, los dones
ofrecidos por Dios, no pueden esconderse. De ahí que Jesús pregunte si la luz
está hecha para esconderla debajo de la cama. Si escondemos a Dios con nuestras
actitudes y pensamientos, Dios se descubrirá por su propia luz. La vida siempre
se hace presente, nunca es un recuerdo. La vida no se oculta, ni tampoco se
destruye, la vida como la luz saldrán de las penumbras humanas y mostrarán una
realidad diferente a las razones que nos han derivado al ocultamiento.
Si creo no es para ocultarme. Si he
nacido no es para esconderme ni de Dios ni de la vida. ¿Qué pasaría si Dios se
ocultara de nosotros? ¿si el sol dejara de brillar?
La medida que uséis la usarán con
vosotros. Muchas de las cosas que nos ocurren son consecuencias de nuestros
ocultamientos: ocultar la verdad, la alegría, la vida, la fe, el amor. Todo lo
que se oculta sale a la luz dice el Evangelio. Pues mantengamos la esperanza
ante los tiempos de desafección. Sólo hay que esperar a los tiempos en que la
luz salga a brillar, la alegría a sonreír, la vida a vivir, la fe a manifestarse
como creyente, el amor a testimoniar la presencia de un Dios lleno de ternura y
misericordia.
Pidamos a Dios, para que salgamos de
nuestro ocultamiento y desafección, y puestos en pie vivamos la esperanza que
nutre de sentido nuestro vivir y nuestro amor.
Fr. Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/31-1-2019/
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