Lectura
del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66
A Isabel se le cumplió el
tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de
que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho
días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La
madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.»
Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.»
Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
Reflexión del Evangelio de hoy
Envío
mi mensajero para preparar el camino
Malaquías
vive en Israel en el siglo V a.C., en un momento de restauración política;
aunque él pretende que sea además un tiempo de renovación religiosa, con
respecto al deficiente culto del templo; social, por el momento de dificultad
que estaban pasando las relaciones sociales acerca de los frecuentes abusos del
pueblo y de las autoridades; y la vida familiar, promoviendo una relación de respeto
y de ayuda entre padres e hijos.
La
lectura del profeta Malaquías (capítulo último) anuncia la llegada de un
mensajero que va a preparar el camino al Señor, y el texto nos ofrece unas
comparaciones: el fuego, que purifica quemando las escorias, la lejía,
que quita las manchas y blanquea la ropa, y el fundidor, que refina la plata.
Este mensajero tiene la misión de “presentar al Señor la ofrenda como es
debido” (V. 3) y nosotros hemos de preguntarnos cómo son nuestras ofrendas
diarias y de nosotros mismos.
El
salmista se expresa con una oración por toda clase de necesidades, afirmando
que “el Señor es su Dios y Salvador” y le pide que le instruya en sus sendas,
que le ayude a caminar con lealtad, que le enseñe el camino recto, que le dé a
conocer su alianza.
La
mano de Dios estaba con él… y está con nosotros
El
Evangelio de Lucas (final del capítulo primero) nos narra el nacimiento del
Bautista. Isabel y Zacarías son ancianos y padres de Juan porque “el Señor tuvo
misericordia con ellos” (V. 58), que recibiendo el don de un hijo en su vejez,
acogieron este gran regalo. Ante sus vecinos se presentan acontecimientos
extraños que los sobrecogen y los hacen reflexionar; Lucas nos narra el momento
de la circuncisión, cuando le van a poner el nombre al niño y sus padres
afirman que se va a llamar Juan, cuyo nombre significa “gracia” y va a preparar
el camino al Señor, señalándolo como “Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo” (Jn 1,29).
Juan
tiene la misión de preparar el camino del Señor, de convertirnos y de reavivar
la fe en Cristo. También los cristianos hemos de cumplir la misión de buscar la
renovación de la Iglesia para que presente al Señor las ofrendas que le agradan
y ser mensajeros que promuevan las relaciones sociales, familiares y fraternas,
y sobre todo, prepararnos y preparar nuestra sociedad para recibir a
Jesucristo, “porque con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (EG 1).
Nos
dice el Papa Francisco: “El corazón del hombre desea la alegría. Todos deseamos
la alegría, cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad. ¿Pero cuál es la
alegría que el cristiano está llamado a vivir y testimoniar? Es la que viene de
la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida” porque la mano de Dios
está siempre con nosotros.
Monjas
Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/23-12-2017/
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