Lectura del santo evangelio según san
Lucas 21,29-33
En
aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera
o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el
verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está
cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso
se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Reflexión del Evangelio de hoy
El
mal es vencido
El
profeta Daniel nos invita a mirar con la sabiduría del corazón un escenario en
el que se nos presenta una constante de toda la historia humana: el
desenfrenado y poderoso accionar del mal y, la serena y pacífica respuesta del
bien. Cuatro bestias malvadas llenas de poder destruyendo la creación y un
anciano venerable que desde su trono de llamas de fuego concede el honor, el
poder y el reino a una especie de hombre nos trasmiten un mensaje esperanzador:
¡El mal y sus instrumentos no tienen la última palabra! ¡El mal es vencido por
el bien!
¡Qué
fácil es decirlo y cuánta virtud hace falta para no devolver mal por mal, para
vencer el mal a fuerza de bien! Hoy nuestro Padre Dios, el anciano venerable,
nos invita a ser héroes de una batalla en la que vence el que hace el bien, que
a veces no es el mismo que se lleva los laureles del triunfo.
Mirad…
nuestro Rey no sólo está con nosotros, Él está dentro nuestro y desde ahí,
desde el fondo del corazón nos comunica su misma fuerza para realizar el bien.
Sabed
que está cerca el reino de Dios
Jesús
nos invita a mirar, a detenernos para fijarnos en algo que todos alguna vez
hemos observado: los pequeños brotes nuevos de cualquier árbol, cuando empiezan
a despuntar. Ellos anuncian y anticipan el cambio de estación; son a la vez
profetas y protagonistas de lo que están expresando. Curiosamente compara estos
brotes con ciertas calamidades, ellas son como profetas del reino que ya está y
va a venir ¡Suena a locura! ¿Cómo el sufrimiento puede ser un anuncio del
Reino?
El
mismo Jesús nos deja en el Evangelio una comparación con la que podemos entender
lo que hoy nos dice. La del parto. Cuando una mujer va a dar a luz sufre
atrozmente, sin embargo el nacimiento del hijo es la realidad esperada y como
tiene anclada su esperanza puesta en su hijito, puede sobrellevar mejor los
dolores del momento. De la misma forma ante todo sufrimiento deberíamos
desempolvar el ancla de nuestra esperanza y lanzarla con fuerza para que se
instale en el corazón de Dios atravesando el mismo dolor que nos aprisiona.
Jesús
hablaba de la destrucción de Jerusalén y del fin del mundo ¡Sí! Pero esas
realidades las vemos lejos de nosotros, sin embargo el mal lo padecemos día a
día y también, por desgracia, podemos ocasionarlo. Por eso ante cada
acontecimiento negativo que vivamos hoy, acordémonos de clavar el ancla en el
corazón de Dios y saquemos de allí la fuerza para, como Jesús, pasar este día
intentando “hacer el bien”.
Monjas
Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/1-12-2017/
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