Lectura del santo evangelio según san
Mateo 1,18-24
El
nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada
con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra
del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no
tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella
viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando
José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a
casa a su mujer.
Reflexión del Evangelio de hoy
El
Señor nuestra justicia
La
primera lectura de hoy nos presenta un oráculo del profeta Jeremías. Frente a
la multiplicidad de pastores que aparecían en los versículos anteriores (Jr
23,1-4), aquí se habla de un solo rey, descendiente de David. El profeta lo
presenta con una imagen vegetal propia de contextos de vida y fecundidad (Is
11,1; Jr 23,15): “un vástago legítimo”. A este Mesías no se le atribuyen
exitosas campañas militares, ni triunfos políticos. Lo que lo identifica son
sus cualidades éticas: un rey prudente que gobernará implantando “la justicia y
el derecho en la tierra”.
El
oráculo recoge también la imposición de su nombre:
“El-Señor-nuestra-justicia”. El nombre en la Biblia no viene dado por la
tradición familiar, ni es tampoco una cuestión estética, sino que alude a la
vocación y la misión de aquel que lo lleva. En este caso el nombre insiste en
lo que se ha dicho anteriormente. El Señor es la causa de la justicia que va a
llevar acabo y el Mesías la administrará según el proyecto de Dios.
Desde
esta perspectiva y en esta actitud de espera del Adviento, la Palabra nos
invita a alimentar la esperanza de que otro mundo es posible, el mundo que Dios
sueña; un mundo habitable para todos y en el que se favorezca una vida
digna para cada uno de los seres humanos. La llegada del Mesías nos compromete
a construir ese nuevo mundo y, frente a la “globalidad de la
indiferencia”, promover la globalidad de la solidaridad con acciones
concretas. ¿Cómo puedo realizarlo hoy?
Dios-con-nosotros
Jose
era un hombre justo. En la Biblia, este sobrenombre no alude al ejercicio de la
justicia distributiva, sino que se refiere a una persona que realiza la
voluntad de Dios. Ante una situación desconcertante, como es el embarazo de
María, y que provoca la desconfianza en ella, se le aparece en sueños el ángel
del Señor. En el AT era frecuente que el Señor se apareciera en sueños: Jacob
(Gn 28, 10-22), Labán (Gn 31,24) para revelar determinadas cosas. El
ángel del Señor es el mismo Yahvé (cf. Gn 16,7; Jc 6), aunque poco a poco se va
diferenciando y aparece como un mensajero celeste.
El
ángel anuncia a Jose la procedencia del Espíritu del niño que va a nacer de
María y le manda que le ponga el nombre. En este caso el nombre es Jesús que
significa “Dios salva”. El texto aclara el porqué de ese nombre presentando así
la misión del personaje “porque salvará a su pueblo de los pecados”. Junto a
ese nombre, Mateo presenta a Jesús como el Mesías. En Él se cumplen las
promesas de Dios hechas a su pueblo en la primera Alianza. Lo anunciado por los
profetas, se realiza ahora en Jesús. Él es el verdadero “Dios-con-nosotros”, es
el verdadero rostro de Dios.
El
Adviento está a punto de dar paso al tiempo de Navidad. En este contexto ya se
nos anuncia el nacimiento de Jesús. Ante las dificultades de la vida, los
fracasos del camino, los proyectos no logrados, la enfermedad o la muerte de
alguien que queremos, el dolor de este mundo y la corrupción y la injusticia
que lo habita, también nos preguntamos como el pueblo de Israel: ¿Esta el Señor
con nosotros?. Dios nos ha dicho en Jesús de Nazaret que sí, que Él está con
nosotros, que Él nos acompaña. Es presencia y protección. Él trae vida para
todos: justicia, paz, fraternidad. Esperar es confiar en que los planes de Dios
son mejores que los nuestros. ¿Estoy convencida/o de ello? ¿Soy capaz de
abrirme a los planes de Dios en mi vida?
Hoy
celebramos la advocación de la Virgen de la Esperanza, Santa María de la O. Una
O que se prolonga para expresar el asombro, y la expectación que genera la
llegada de quien viene a re-novar y re-crear nuestras vidas.
Hna.
Mariela Martínez Higueras O.P.
Congregación de Santo Domingo
Congregación de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-12-2017/
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