Lectura del santo evangelio según san Mateo
7,21.24-27
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor,
Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad
de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone
en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra
la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha
estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio
que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron
los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Reflexión del Evangelio de hoy
“Confiad
siempre en el Señor”
Después
de la alianza que selló Yahvé con su pueblo: “Vosotros seréis mi pueblo y
Yo seré vuestro Dios”, siempre fue fiel a la palabra dada. Nunca abandonó a su
pueblo a pesar de sus muchas infidelidades. Por los profetas, en este caso por
Isaías, les recuerda que está cumpliendo su promesa y les está
encaminando a una ciudad fuerte, donde gozarán de una paz estable. Él es la
Roca firme que doblegará a todos los que se opongan a la llegada de esa ciudad
fuerte, donde el Señor reinará y todos sus enemigos desaparecerán para siempre.
Anima a su pueblo a que sigan confiando en él: “Confiad siempre en el Señor”.
Esta
exhortación a confiar en el Señor, a nosotros cristianos de 2017, al inicio del
adviento, nos suena igual y nos suena distinta que a los judíos a los que se
dirigía el profeta Isaías. Nos suena igual y queremos vivir siempre la
confianza en el Señor. Pero una vez que Jesús, el Mesías, el hijo de Dios, ha
venido hasta nosotros, esa confianza va más allá de esperar “una ciudad
fuerte”. Esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva donde el Señor
enjugará para siempre las lágrimas de nuestros ojos y donde esa plenitud de
felicidad que todos tanto deseamos será una realidad. Porque Jesús también
sigue siendo fiel a sus promesas. Mientras llegue ese día podemos gozar de su
presencia continua en todos los momentos de nuestra vida: “Yo estaré siempre
con vosotros hasta la consumación del mundo”.
“Soplaron
los vientos, cayó la lluvia pero la casa no se hundió”
De
las pocas veces que vemos enfadado a Jesús es cuando se dirige a los escribas
y fariseos para recriminarles que “dicen, proclaman, una cosa y hacen
otra”. Y les califica de sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos
de inmundicia por dentro. En la misma línea, pero dicho con más suavidad, está
su enseñanza en el evangelio de hoy. No vale confesar con la palabra al Señor
como el Señor y luego no hacer lo que nos indica, que es cumplir “la voluntad
de mi Padre que está en el cielo”.
En la
línea de lo dicho por Isaías, nuestra confianza en Jesús nos debe llevar a
confiar en que sus palabras contienen la verdad de nuestra vida, y que nos
llevan a la vida abundante, a la felicidad que nos promete. Por eso, nuestro
mayor empeño está en vivir las 24 horas de cada día, todo lo que él nos
dice. De esta manera, nuestra vida, en medio de las dificultades normales,
gozará de firmeza, de seguridad, como el que edifica su casa sobre roca, y a
pesar de todas las inclemencias que le puedan venir, no se hundirá, se
mantendrá de pie porque está bien cimentada. Es la mejor manera de que nuestra
casa, nuestra persona, se mantenga en pie y no se derrumbe ante fuertes vientos
que la puedan azotar.
Celebramos
la fiesta de San Ambrosio (340-397). Aclamado y elegido por el pueblo para ser
obispo de Milán, dejó “su carrera política” para brindar a sus hermanos el
consuelo de Dios, a través de la predicación de la buena noticia de Jesús.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/7-12-2017/
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