Hoy, el hijo se marcha "a un país lejano". Los
Padres han visto aquí sobre todo el alejamiento interior del mundo de Dios, la
magnitud de la separación de lo que es propio y de lo que es auténtico. El hijo
derrocha su herencia. Sólo quiere disfrutar. No desea someterse ya a ningún
precepto, a ninguna autoridad: busca la libertad radical; quiere vivir sólo
para sí mismo, sin ninguna exigencia. Disfruta de la vida; se siente totalmente
autónomo.
La palabra griega usada en la parábola para designar la
herencia derrochada significa en el lenguaje de los filósofos griegos
"sustancia", naturaleza. El hijo perdido desperdicia su
"naturaleza", se desperdicia a sí mismo. Al final ha gastado todo. El
hombre que entiende la libertad como puro arbitrio vive en la mentira, pues por
su propia naturaleza forma parte de una reciprocidad, su libertad es una
libertad que debe compartir con los otros.
—Una falsa autonomía conduce a la esclavitud: el que era
"totalmente" libre se convierte en un esclavo miserable.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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