Día litúrgico: Miércoles VI de Pascua
Texto del
Evangelio (Jn
16,12-15): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus
discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis
con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará
hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que
hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará
gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo
mío y os lo anunciará a vosotros».
Comentario: Rev. D. Santi COLLELL i Aguirre
(La Garriga, Barcelona, España).
«Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os
guiará hasta la verdad completa»
Hoy, Señor, una vez más, nos quieres abrir los
ojos para que nos demos cuenta de que, con demasiada frecuencia,
hacemos las cosas al revés. «El Espíritu de la verdad, os guiará
hasta la verdad completa» (Jn 16,13), aquello que el Padre ha dado a
conocer al Hijo.
¡Es curioso!: más que dejarnos guiar por el
Espíritu (¡qué gran desconocido en nuestras vidas!), lo que
hacemos es, bien pasar de Él, bien “imponerle” las cosas una vez
ya hemos tomado nuestras decisiones. Y lo que hoy se nos dice es más
bien lo contrario: dejar que Él nos guíe.
Pienso, Señor, en voz alta... Vuelvo a leer el
Evangelio de hoy y me vienen a la cabeza los chicos y chicas que
recibirán la Confirmación este año. Veo los que me rodean y estoy
tentado a pensar: —¡Qué verdes están! ¡A éstos, tu Espíritu
no les va ni por delante ni por detrás; y más bien se dejan guiar
por todo y por nada!
A quienes se nos considera adultos en la fe,
haznos instrumentos eficaces de tu Espíritu para llegar a ser
“contagiadores” de tu verdad; para intentar “guiar-acompañar”,
ayudar a abrir los corazones y los oídos de quienes nos rodean.
«Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12). —¡No te retengas, Señor, en dirigirnos tu voz para revelarnos nuestras propias identidades! Que tu Espíritu de Verdad nos lleve a reconocer todo aquello de falso que pueda haber en nuestras vidas y nos haga valientes para enmendarlo. Que ponga luz en nuestros corazones para que reconozcamos, también, aquello que de auténtico hay dentro de nosotros y que ya participa de tu Verdad. Que reconociéndolo sepamos agradecerlo y vivirlo con alegría.
Espíritu de Verdad, abre nuestros corazones y nuestras vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida cotidiana. Espíritu Defensor, haznos fuertes para vivir la verdad de Cristo, dando testimonio a todos.
«Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12). —¡No te retengas, Señor, en dirigirnos tu voz para revelarnos nuestras propias identidades! Que tu Espíritu de Verdad nos lleve a reconocer todo aquello de falso que pueda haber en nuestras vidas y nos haga valientes para enmendarlo. Que ponga luz en nuestros corazones para que reconozcamos, también, aquello que de auténtico hay dentro de nosotros y que ya participa de tu Verdad. Que reconociéndolo sepamos agradecerlo y vivirlo con alegría.
Espíritu de Verdad, abre nuestros corazones y nuestras vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida cotidiana. Espíritu Defensor, haznos fuertes para vivir la verdad de Cristo, dando testimonio a todos.
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