1 Sufre con la gente
La
iglesia católica al igual que la población sufrió con la gente. Hay obispos,
sacerdotes, religiosos, catequistas y muchos laicos infectados y muertos. La
iglesia acompaña espiritualmente a muchos en su dolor.
2. Se digitaliza
El
aislamiento social hizo imposible celebrar misas presenciales. Sin embargo, los
sacerdotes no tardaron en adaptarse a la nueva realidad, que implica el uso de
las redes sociales y plataformas virtuales y han llegado a más personas que
antes de la pandemia. Aunque muchos laicos extrañan poder comulgar, no son
abandonados espiritualmente. También hay reuniones de grupos y catequesis
virtuales con gran creatividad.
3. Se solidariza
Es impresionante
la labor caritativa, que la iglesia desplegó en estos últimos meses: Se dieron
bolsas de alimentos en zonas pobres y se reaperturaron comedores parroquiales.
La iglesia fue líder en gestionar plantas, generadores y balones de oxigeno
medicinal, las cuales muchas veces fueron donados a los establecimientos de
salud.
Se
organizaron varias campañas para ayudar: “Por un Perú sin hambre”, “Respira
Perú” y actualmente “Resucita Perú Ahora”. En esta última campaña el cardenal
Pedro Barreto es la cabeza visible llamando al dialogo entre ciencia y fe,
entre diferentes iglesias y religiones, entre la sociedad civil y el estado.
Los diálogos ya dan sus primeros frutos y el equipo de comunicación publicó sus
primeros vídeos de sensibilización. Esta campaña quiere sumar a todos los
actores y dar una respuesta más amplia y efectiva a la pandemia.
4. Apoya a iniciativas
locales
Ante
la difícil situación sanitaria y el limitado éxito del estado de llegar con
efectividad a los más vulnerables se han formado en muchos lugares marginales y
en provincias “Comités Covid” desde la sociedad civil, a nivel de barrios o
distritos principalmente. Muchas veces sus protagonistas no son los alcaldes ni
la iglesia, aunque su cooperación es importante. En la Prelatura de Caravelí se
han formado varios comités de este tipo en varias localidades. Han hecho
recaudación de dinero en la población y en las colonias de la costa y del
extranjero. Lo han invertido principalmente en oxígeno, en ayuda a las postas
medicas y en prevención. Algunas comunidades campesinas han impedido, que
extraños entren en su pueblo. La iglesia local puede apoyar a estas iniciativas
ciudadanas locales y facilitar el dialogo con las entidades estatales locales.
Juntos podemos vencer a la pandemia. Cada uno por su lado va a lograr muy poco.
5. Reabrirá a sus
templos
Creo,
que las iglesias (católica y evangélicas) en su gran mayoría han apoyado con
mucha responsabilidad las medidas duras de aislamiento social del estado
peruano. No es fácil para nosotros vivir sin poder reunirnos físicamente. Creo,
que, en la cuarta etapa de la lucha contra la pandemia, el estado debería
permitir nuevamente las misas y cultos evangélicos, siempre, que el Minsa aprobara
sus protocolos de bioseguridad y las iglesias las cumplen verdaderamente. Un
buen momento, siempre cuando las infecciones nuevas y el número de muertes por
día siguen bajando, sería el día de los difuntos (2 de noviembre) o el inicio
del tiempo de adviento, es decir el 29 de noviembre. Creo, que nuestras misas y
cultos presenciales darán esperanza y ayudarían mucho a la salud mental de
nuestra población. En casi todos los países de Europa, en EEUU y en algunos
pocos países latinoamericanos, esta reapertura de los templos ya es una
realidad.
Caravelí,
29 de setiembre 2020 P.
Reinaldo Nann, Obispo
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