Prot. Nº 298/1/2020
Lima, 08 de setiembre de 2020
Señor Manuel Merino de
Lama
Presidente y Señores
Congresistas de la República del Perú
Presente. -
Con un cordial saludo en el Señor, la vida y los derechos de los pueblos indígenas u originarios deben ser siempre protegidos y garantizados.
Con un cordial saludo en el Señor, la vida y los derechos de los pueblos indígenas u originarios deben ser siempre protegidos y garantizados.
Recientemente lamentamos la muerte de 3 compatriotas de la etnia Kukama
Kukamiria en el Lote 95 en Loreto, debida al enfrentamiento con las Fuerzas del
Orden, en protesta por la contaminación de las actividades de la empresa
petrolera y por la deficiencia de los servicios públicos de salud y falta de
acciones efectivas ante la propagación del COVID19 que afecta duramente al Perú
y especialmente a la Amazonía.
Para proteger la vida de los pueblos indígenas u originarios, hay que
garantizar la plena vigencia de sus derechos, por lo que es necesario
reflexionar sobre la importancia de ratificar el Acuerdo Regional sobre el
Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en
Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe – “Acuerdo de Escazú”, pues
los acuerdos supranacionales fortalecen la institucionalidad y el bienestar
principalmente de los más vulnerables en el Perú.
1. El Acuerdo de Escazú ha sido generado por los propios países de América Latina y El Caribe, y suscrito por el Perú, para fortalecer la democracia y la transparencia en materia ambiental, mediante el acceso a la información veraz, participación ciudadana, justicia ambiental y para garantizar el derecho a la vida y la integridad física de los defensores y defensoras de derechos ambientales, en particular de nuestros pueblos custodios de nuestra Casa Común.
1. El Acuerdo de Escazú ha sido generado por los propios países de América Latina y El Caribe, y suscrito por el Perú, para fortalecer la democracia y la transparencia en materia ambiental, mediante el acceso a la información veraz, participación ciudadana, justicia ambiental y para garantizar el derecho a la vida y la integridad física de los defensores y defensoras de derechos ambientales, en particular de nuestros pueblos custodios de nuestra Casa Común.
2. La decisión de ratificar el Acuerdo de Escazú por el Congreso de la
República, debe estar fundamentada en la verdad, y ser el resultado de un
diálogo honesto y transparente que respete el plazo de ratificación. Como
pastores y ciudadanos, invocamos a las autoridades a priorizar la defensa de la
vida, la protección de los derechos, del ambiente y el desarrollo humano
integral.
3. El Papa Francisco nos dice que “un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones
sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de
los pobres” (Laudato Si, n° 49); y en la Exhortación Apostólica Querida
Amazonía cuestiona una visión “que no reconoce los derechos de los pueblos
originarios o sencillamente los ignora, como si no existieran o como si esas
tierras que ellos habitan no les pertenecieran” (n° 12).
4. El Documento Final del Sínodo para la Región Amazónica, afirma: “La
Iglesia anima a la comunidad internacional a disponer nuevos recursos para la
protección y promoción de un modelo de desarrollo justo y solidario, con el
protagonismo y la participación directa de las comunidades locales y de los
pueblos originarios, fortaleciendo también las herramientas ya desarrolladas
por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Río
de Janeiro, 1992” (Cfr. Documento Final, n° 68).
5. Los valores de hermandad y solidaridad sustentan el Acuerdo de
Escazú, pues reconoce nuestra realidad pluriétnica y pluricultural, promueve la
cultura del encuentro y del diálogo, de la escucha mutua, del consenso, y de la
comunión, para encaminar decisiones soberanas que protejan y garanticen la vida
de los pueblos y la ecología integral.
Que María Santísima, Madre de nuestra Amazonía, nos siga acompañando y
animando a proteger la vida y los derechos de todos los peruanos y peruanas, en
especial de los más vulnerables y de quienes custodian y defienden nuestra Casa
Común.
Paz y bien.
Paz y bien.
Por los Obispos del Perú
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