A continuación entregamos el Mensaje de Navidad del
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Salvador Piñeiro, con
motivo de la Navidad:
“El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran
luz” (Isaías 9,1)
Estamos aproximándonos a la Navidad, fiesta de gozo y
esperanza. La humanidad expresa con las luces y los regalos este gran
acontecimiento: Jesús nace entre nosotros, se hace pobre, asume nuestras
alegrías y tristezas, se hace presente en nuestra historia y nos dice: “Yo soy
la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas” (Juan 8,12).
Los Obispos del Perú, como pastores de la Iglesia, unidos
al Papa Francisco, nos dirigimos a todos los creyentes y a las personas de
buena voluntad para expresarles nuestro saludo en estas fiestas navideñas.
El misterio del nacimiento de Jesús nos conduce a mirar
con ternura la Sagrada Familia. Un niño pequeño envuelto en pañales y recostado
en un pesebre se halla bajo el amparo de José, -varón prudente- y de María, -
la humilde esclava del Señor.
En ellos descubrimos la belleza de la familia, el esplendor
del amor, la más auténtica escuela de evangelio, y la primera iglesia
doméstica.
Mirando el Belén que ponemos en nuestras casas, y el que
debe haber en nuestro corazón, reflexionemos un momento sobre el matrimonio y
la familia, y recordemos que la tierra se colma de armonía y de confianza
cuando se vive bien la alianza entre hombre y mujer. Y si el hombre y la mujer
buscan juntos la armonía entre ellos y con Dios, sin lugar a dudas la
encontrarán. El papa Francisco nos recuerda que Jesús nos alienta explícitamente
a testimoniar la belleza de ser cada uno de nosotros imagen de Dios.
Llenos de esperanza, fortalezcamos en las vidas de nuestro
hogares los valores inalienables por los que brilla toda familia humana; en
especial, la eminente dignidad de los padres de colaborar con la creación
divina originar la vida y recibirla con amor. “Si pensamos que Dios es Padre,
no hay mejor modo de imitar a Dios que aceptando con honor la misión de ser
Padres” (G. Madinier)
Contemplar el hogar de Nazareth nos bastará para descubrir
la realización de toda persona humana en la plena reciprocidad familiar, en la
comunión llena de amor y en la fecundidad y cuidado de la vida. Que estos
valores no decaigan en nuestra en nuestra sociedad, antes bien, se promuevan
oportunidad en todos los niveles y se defiendan ante todos los peligros.
Les invitamos a plantearse constantemente la pregunta que
el Papa Francisco nos hace: ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a las
generaciones futuras, a los niños que están creciendo? (Ls 130). El mañana
depende de las decisiones que tomemos hoy.
Valoramos los esfuerzos de quienes trabajan por la paz y
el bien común, y entre ellos queremos encontrarnos en fidelidad al mensaje de
Jesús, “príncipe de la paz” (Is 9,5)
¡FELIZ NAVIDAD!
Lima, 22 de diciembre de 2016
Mons. Salvador Piñeiro García Calderón
Arzobispo de Ayacucho
Presidente
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