”El Evangelio de la familia, alegría para
el mundo” es el lema del IX Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará
en Dublín (Irlanda) del 22 al 26 de agosto de 2018 y ha sido presentado esta
mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el obispo Vincenzo Paglia,
presidente del Pontificio Consejo para la Familia y el arzobispo de Dublín,
Diarmuid Martin.
En su intervención el obispo Paglia
subrayó que el de Dublín será el primer gran encuentro de las familias después
del Sínodo de los Obispos tras el cual el Papa Francisco emanó la exhortación
apostólica Amoris Laetitia que se convierte así en la "Carta Magna"
del mismo, tanto en su preparación como en su celebración. “Amoris Laetitia
-dijo- no requiere sencillamente una actualización de la pastoral familiar,
sino mucho más : una nueva manera de vivir la Iglesia, una nueva manera de
realizar ese amor que alegra la vida del pueblo de Dios, de las familias y de
la sociedad misma. En este sentido, el encuentro de Dublín asume una
característica particular con respecto a los otros encuentros mundiales”.
“En este momento tan importante para la vida de la Iglesia el encuentro regresa a Europa-continuó- No podemos pasar por alto este detalle. Hace sólo unas semanas, el Papa dio un nuevo empuje a este continente que corre el peligro de replegarse sobre sí mismo, resignado a su esterilidad. Francisco exhortó con fuerza a los europeos a que redescubran su vocación humanista, para que revivan la pasión misionera que hizo posible su progreso y su desarrollo, para que abandonen la tentación de crear muros y reanuden la extraordinaria aventura de construir puentes entre las culturas y religiones . Celebrar a la familia - que en Europa está sufriendo de forma particularmente aguda - es una oportunidad extraordinaria para que todos los estamentos - civiles, sociales, religiosos, políticos, económicos – vuelvan a descubrir su centralidad y su fuerza de ser el primer lugar de la coexistencia pacífica entre personas diferentes”.
“En este momento tan importante para la vida de la Iglesia el encuentro regresa a Europa-continuó- No podemos pasar por alto este detalle. Hace sólo unas semanas, el Papa dio un nuevo empuje a este continente que corre el peligro de replegarse sobre sí mismo, resignado a su esterilidad. Francisco exhortó con fuerza a los europeos a que redescubran su vocación humanista, para que revivan la pasión misionera que hizo posible su progreso y su desarrollo, para que abandonen la tentación de crear muros y reanuden la extraordinaria aventura de construir puentes entre las culturas y religiones . Celebrar a la familia - que en Europa está sufriendo de forma particularmente aguda - es una oportunidad extraordinaria para que todos los estamentos - civiles, sociales, religiosos, políticos, económicos – vuelvan a descubrir su centralidad y su fuerza de ser el primer lugar de la coexistencia pacífica entre personas diferentes”.
Por su parte el arzobispo de Dublín afirmó
que el encuentro será un evento significativo para la Iglesia en Irlanda y para
las familias irlandesas. “Irlanda -a pesar de lo que muchos pueden pensar-
tiene una fuerte cultura de la familia -precisó- Es un país joven. El 21,6% de
la población tiene menos de 15 años de edad mientras el 16,9% son mayores de 60
años... Dicho esto, es un país muy abierto, y está abierto a todas las
presiones de la cultura secular occidental sobre el matrimonio y la familia. El
tema elegido para el Encuentro Mundial de las Familias, por tanto, desea
subrayar el papel de la familia en la sociedad y su contribución a la
estabilidad y la salud general de la sociedad”.
“Muchas familias en Irlanda están
sufriendo el peso de una situación económica precaria. Hay crisis de la vivienda
-señaló- Los programas de catequesis sobre el matrimonio y la familia necesitan
una revisión completa, de acuerdo con lo esbozado en Amoris Laetitia. Por lo
tanto, el encuentro de Dublín se preparará con un programa de catequesis -basado en la Exhortación Apostólica- que involucrará a toda la Iglesia en
Irlanda en 2017, con la esperanza de que este proceso de catequesis sea
compartido por otras Iglesias en el mundo, particularmente en Europa, con quien
Irlanda comparte muchos desafíos. El Encuentro Mundial de las Familias en
Dublín, más incluso que los encuentros anteriores debería ser, en su
preparación, un evento global”.
“También es clave- terminó el arzobispo
Martin- que la Iglesia y la sociedad se comprometan a que las familias puedan
experimentar más plenamente la alegría, a través de adecuadas medidas
políticas, sociales y económicas que las ayuden y contribuyan a eliminar las
cargas a las que se enfrentan. La esperanza es que el Encuentro Mundial de las
Familias en Dublín sea una celebración del testimonio del amor de Dios revelado
en Jesucristo. La vocación de las parejas cristianas, sostenida por el
sacramento del matrimonio, es un llamado a dar testimonio de ese amor y de
experimentar la alegría que viene de compartir el amor de Jesús con cuantos
atraviesan por dificultades”.
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