Lectura
del santo evangelio según san Lucas 9,43b-45
En aquel
tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus
discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar
en manos de los hombres.»
Pero
ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el
sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Reflexión
del Evangelio de hoy
“Yo vengo
a habitar dentro de ti”
El pueblo
judío selló una alianza con Dios, prometió ser el pueblo de Dios y seguir todos
sus mandatos. Pero muchos del pueblo se fueron detrás de otros dioses,
rompieron lo que habían pactado con Dios. Dios les dejó a su aire y sufrieron
sus consecuencias, como el destierro. Pero Dios, que es Dios, cumple siempre su
palabra, y en el momento oportuno restablece su pacto de amor con su pueblo.
Hoy, en esta lectura del profeta Zacarías, les anuncia, que volverá a habitar
en Jerusalén, la ciudad judía por antonomasia. “¡Alégrate y goza, hija de
Sión!, que yo vengo a habitar dentro de ti”.
Con
Jesús, Dios, va más allá, y establece un pacto de amor con toda la humanidad.
No se conforma con habitar en nuestras ciudades sino que quiere adentrase
en nuestro corazón, haciendo allí su morada continua. “El que me ama, guardará
mis mandamientos y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en él”. Así es
nuestro Dios. Así es el Amor.
“Al Hijo
del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres”
Nosotros,
cristianos de 2019, que conocemos bien todos los pasos de la vida, muerte y
resurrección de Jesús, que conocemos porqué murió y cómo resucitó, a veces,
criticamos a los apóstoles porque no entendían lo que les decía Jesús: “al Hijo
del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres”. Y sabemos que en otro
momento, cuando Jesús les volvió a indicar su final terreno, el impetuoso Pedro
trató de persuadirle de que no fuese así.
Pero, a
poco que reflexionemos, no nos parece tan extraña la postura de los apóstoles.
¿Cómo iban a querer que su Maestro y Señor, el Hijo del Hombre, del que
empezaban a intuir que era también el Hijo de Dios… muriese y muriese
injustamente en lo alto de una cruz? No nos parece tan extraño que no quisieran
que muriese a manos de los hombres.
Tenemos
que aprender la lección de Jesús. Con su vida, muerte y resurrección nos pide
no que todos muramos en una cruz, pero sí que hagamos como él, que
entreguemos la vida por amor a los demás. El que gana la vida, el que la
reserva para sí, la pierde, el que la entrega por amor, la gana. Jesús es
nuestro Camino.
Celebramos
hoy la fiesta de los santos dominicos Domingo Erquicia (Guipúzcoa), Lucas
Alonso Gorda (Zamora), Antonio González (León) y Miguel de Aozaraza
(Guipúzcoa), que junto a otros doce compañeros también de la familia dominicana
fueron martirizados en Japón durante el siglo XVII. Prefirieron morir antes que
renunciar a la amistad con Cristo. “Para mí la vida es Cristo”.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/28-9-2019/
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