Conferencia Episcopal Peruana
COMUNICADO
La sorprendente incautación de
los bienes y la vivienda de la familia Humala por parte del Poder Judicial y el
Ministerio Público, ha tenido una faceta de exceso y desproporcionalidad. Es
parte del debido proceso, respetar los derechos humanos de las personas y en
especial de la familia y de los niños. Estos niños han sido
afectados nuevamente con secuelas en sus sentimientos que permanecerán en
el tiempo.
Decía Santo Tomas de Aquino que
la “justicia sin misericordia es una crueldad”. Consideramos
que la clara lucha anticorrupción que debe seguir la Justicia, respecto
a todos los implicados en estos delitos, sin distinciones ni
privilegios, debe hacerse respetando siempre los derechos humanos elementales y
el derecho a la propia defensa.
Hoy la fiscalía ha retrocedido en la
medida respecto a la casa habitación de la familia Humala, lo que justamente
demuestra que la medida inicial fue excesiva. Si los administradores de la
justicia, no priorizan el supremo interés de los hijos, hay que poner en duda
la eficacia de sus decisiones.
Invocamos al
Poder Judicial y al Ministerio Público a no olvidar que en el ejercicio de la
justicia debe estar presente la objetividad, la veracidad y equidad, el sentido
común, pues se debe ser consciente “que el impacto de sus decisiones trasciende
el caso concreto” (Cfr. Decálogo del Juez).
En un estado de derecho, el ejercicio
de la justicia no es justa cuando los derechos fundamentales a la vida, la
vivienda, la salud emocional y física de menores de edad se vulneran y generan
desamparo. Esto no puede volver a repetirse en ningún caso, el derecho humano,
en especial de los niños, no puede ser vulnerado. "Ver sufrir
a los niños hace mal al alma.” (Papa Francisco).
Lima, 8 de mayo de 2018
Presidencia
Conferencia Episcopal Peruana
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