Lectura del santo evangelio según san Juan
17, 11b-19
En
aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: - «Padre
santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como
nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste,
y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que
se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que
ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo
los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego
que los retires del mundo,
sino que los guardes del mal. No son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como
tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me
consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
Reflexión del Evangelio de hoy
La
Palabra que construye
San
Pablo se despide de los discípulos de Éfeso, les da sus últimos consejos antes
de partir para continuar con su misión. Asistimos a una escena llena de
sentimiento y de temor al verse solos frente al mundo. Pero el Apóstol les da
las claves para seguir adelante, les previene de los peligros para que los
eviten y les anima a confiar en Cristo. Les llega a decir: “Os dejo en manos de
Dios y de su Palabra de Gracia, que tiene el poder para construiros y daros
parte de la herencia de los santos”. Y así es, la Palabra nos construye, nos
hace hombres nuevos en medio del mundo. No nos hará inmunes a los peligros pero
nos hace fuertes para afrontarlos. Es importantísimo beber cada día de las
Sagradas Escrituras, en ellas encontramos el sustento espiritual que
necesitamos en nuestra vida cotidiana y es una forma de oración que honra a
Dios y alimenta nuestras almas.
Significativo
es el último consejo que da San Pablo: trabajar para socorrer a los más
necesitados, algo que nunca debemos perder de vista. Y también para esta
hermosa tarea la Palabra nos ayuda, nos apoya y nos ilumina para construir el
Reino de Dios en la tierra y llevar su mensaje a todas partes.
No
estamos solos en medio del mundo
Cristo
le pide al Padre que nos guarde ahora que Él se va. Le ruega que nos proteja
del mal, pero no que nos aísle… “No ruego que los retires del mundo, sino que
los guardes del mal” Jesús nos quiere en medio del mundo, entre las gentes, en
cualquier lugar y ámbito, pero es consciente de que el mal está ahí, que nos
acecha y nos persigue, que intentará entorpecer nuestra misión. Pero antes de
ir al Padre nos recuerda una vez más el arma, el instrumento que nos deja para
trabajar por los demás: “Yo les he dado tu palabra…” Para más adelante
recalcar: “Conságralos en la Verdad; tu Palabra es verdad”
Jesús
nos ha dejado en las manos del Padre, nos ha encomendado a Él como su rebaño.
No hay mayor garantía para nosotros de que podemos, y debemos, caminar por el
mundo con la confianza más absoluta, sabiendo que no va a ser un camino de
rosas, pero siendo conscientes de que tenemos los medios para luchar contra los
peligros: El estudio, la meditación y la puesta en práctica de la Palabra. Eso
nos hará unos con Cristo y con el Padre. Dios está con nosotros, no nos
abandona, es el pastor abnegado que irá a por su oveja descarriada a poco que
le miremos desde nuestra debilidad humana. La misión que se nos encomienda no
es sencilla, nosotros solos seríamos incapaces de llevarla a cabo, pero estamos
en las manos de Dios, y Dios es padre, es ternura, es auxilio y comprensión.
Nadie como Él nos conoce y tenemos la certeza de que nunca nos abandonará.
El
mundo no es sencillo, el mal acecha, nuestro mensaje puede ser incómodo, pero
de la mano de Dios Padre, apoyados en Dios Hijo y con la inspiración de la
Palabra por parte de Dios Espíritu Santo somos capaces de todo. La alegría del
Evangelio saldrá por todos los poros de nuestra piel por muchas nubes que haya
en el cielo y por muchas piedras que haya en nuestro camino.
D. Luis Maldonado
Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/16-5-2018/
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