Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos:
-«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»
-«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Líbranos
de sus manos
Esta
es una de las frases que Ezequías, en oración, eleva al Dios de Israel, cuando
Senaquerib, rey asirio, quiere conquistar Jerusalén: “Pero ahora, Señor, Dios
nuestro, líbranos de sus manos y sepan todos los reinos de la tierra que solo
tú eres Señor Dios”.
Frente
al abandono del monoteísmo, y la lucha encarnada entre las religiones de la
zona, para demostrar el poderío de sus ídolos, Ezequías por recomendación de
Isaías, hijo de Oseas, eleva su oración a Dios porque se siente amenazado por
Senaquerib.
Hacía
falta una confesión para que Dios actuara: Señor, Dios nuestro… solo tú eres
Señor Dios. Una confesión consciente del poder de Dios. Esa confesión cambió el
devenir de la batalla.
No
quiere decir que se legitimen las guerras por parte de la acción divina. Lo que
quiere explicar el texto es que la fe consigue vencer los miedos y las amenazas
que de fuera puedan venir a nuestro hogar.
La
tensión entre Senaquerib y Ezequías se resume en la confianza: ¿en qué y en
dónde haces valer la fortaleza de tu vida, de tu reinado? ¿Qué dioses te van
asistir y librarte de mi poder? Así le pregunta Senaquerib a Ezequías un
capítulo antes de este relato (18, 28-36).
Cuando
alguien amenaza a otra persona, busca entre sus cimientos para hacerla
tambalear, y es lo que le pasa a los hombres y mujeres de fe. Se burlan de su
fe, de sus creencias para conseguir amedrentarlos; enfrentan a hombres y
mujeres de otras religiones entre sus políticas, para que se generen conflictos
culturales y religiosos. Se fomentan otras religiones para que la religión
tradicional sea desplazada, sin mirar qué consecuencias culturales puedan
acarrear el fomento de dioses extranjeros para la identidad de un pueblo.
Líbranos
de sus manos fue la oración de Ezequías. Ello supone situar la esperanza en el
Dios que salva y nos libras del maligno, como rezamos en el Padrenuestro. Sin
embargo, a veces queremos que Dios actúe en nuestras vidas sin el compromiso de
la fe. No creemos, no oramos, no adoramos al único Dios; sin embargo, esperamos
que actúe frente a las amenazas que nos atenazan cada día.
Líbranos
de sus manos frente a los que usan el poder para aniquilar a otros pueblos.
Líbranos de sus manos para que se fortalezca la fe de nuestros padres. Líbranos
de sus manos para que no sea la fuerza del sin sentido lo que prevalezca en
nuestra existencia. Líbranos de sus manos, del poder de la muerte, de la
mentira y la opresión.
Como
queréis que ellos os traten
El
Capítulo 7 del Evangelio de Mateo, nos muestra una serie de consejos que da
Jesús a sus discípulos. De ese capítulo hay una serie de advertencias donde
Jesús quiere poner el acento, y que el relato de hoy entresaca.
Una
de ellas es no dar lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los
cerdos. Se refiere a las enseñanzas y experiencias que tienen con Jesús cuando
les habla del reino de Dios y el Padre del cielo, de las bienaventuranzas y la
misericordia de Dios para con su pueblo. Muchos no lo sabrán apreciar. Lo santo
y las perlas representan lo que es más sagrado, lo que tiene más valor en una
persona o en un discípulo de Jesús.
Puede
pasar con la vida, figuradamente, como con las perlas, que se usen y se
aprecien para lo que no son. Son objetos cuyo valor encierra un significado,
sirven para contemplar, embellecer, enriquecer… Pero a las perlas se las puede
querer para la opulencia, para la usura, para la manipulación, para el robo…
Todo depende de la finalidad que le des. Por eso, Jesús hace una llamada a la
prudencia y a la discreción.
Por
otra parte, Jesús sintetiza las enseñanzas de la Ley y los Profetas en esta
frase: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Recibir las
enseñanzas de Cristo, no nos hace diferentes en el trato. Al contrario, el
trato debe ser recíproco. Parte de mi, hasta que llegue al otro en forma de
bondad. Siempre esperamos que los demás me traten bien, con respeto, pero el
respeto se inicia en uno mismo. En la medida que doy, recibiré.
Y
termina con las advertencias exclamando: “¡qué estrecha es la puerta y qué
angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos darán con ellos”.
Hemos
de preguntarnos algo que tenemos muy asumido en nuestra cultura
democrática: ¿Tenemos derecho a todo? A veces parece, que todo lo que
deseamos ha de convertirse en un derecho y en una exigencia para los demás, sin
mediar un espíritu crítico sobre la conveniencia o no de eso que reclamamos.
Pedimos el aborto, la eutanasia, el divorcio, el cambio de sexo como si de
derechos naturales se tratara. De hecho, somos capaces de violentar
pensamientos, tradiciones, naturaleza y personas por esos derechos. Dejar a
nuestros padres aparcados en un hospital o una residencia también es un
derecho. ¿Dónde y cómo queremos acabar con nuestros días?
Si lo
observamos bien, todo lo señalado se refiere a la aniquilación o ruptura con la
vida. La libertad parece la respuesta común y el estado de bienestar la
solución, pero, en realidad, no son más que subterfugios que enmascaran nuestro
egoísmo. En nombre de la libertad se ha desarmado a la sociedad de su autoridad
moral para ejercer la vida.
Fr. Alexis González
de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/26-6-2018/
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