Miércoles 20 Jun 2018 | 09:25 am
Ciudad del Vaticano (AICA): “¿Dios me impone cosas o me cuida? ¿Sus mandamientos son solo una
ley o contienen una palabra para cuidarme? ¿Dios es patrón o padre? Dios es
Padre: No lo olviden nunca”, recordó el papa Francisco durante la audiencia
general, celebrada este miércoles 20 de junio en la Plaza de San Pedro.
Siguiendo con su catequesis sobre los Diez Mandamientos, el pontífice explicó
que en la Sagrada Escritura se usa el término “diez palabras” y no “diez
mandamientos” y subrayó: “Jesús es la Palabra del Padre, no es la condena del
Padre. Jesús vino a salvar, con su Palabra, no a condenarnos”.
Más adelante Francisco señaló que el
mundo no necesita de legalismos, sino cristianos con el corazón de hijos. “Todo
el cristianismo es el paso de la carta de la Ley al Espíritu que da la
vida”.
Francisco añadió que “el mundo no
necesita legalismos, sino cuidados. Necesita cristianos con el corazón de
hijos”.
El Santo Padre recordó que “desde el
inicio el Tentador quiere engañar al hombre y a la mujer sobre esto: quiere
convencerlos de que Dios les ha prohibido comer del fruto del árbol del bien y
del mal para tenerlos sometidos” y añadió Francisco: “El desafío es este: ¿la
primera norma que Dios ha dado al hombre es la imposición de un déspota que
prohíbe y obliga, o la premura de un padre que cuida a sus pequeños y los
protege de la autodestrucción?”, preguntó.
“Este combate, dentro y fuera de
nosotros, se presenta continuamente: miles de veces debemos elegir entre una
mentalidad de esclavos y otra de hijos”.
“El mundo no necesita legalismos,
sino cuidados. Necesita cristianos con corazón de hijos: no lo olviden”
concluyó el Papa.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
El miércoles pasado comenzamos un
nuevo ciclo de catequesis, sobre los mandamientos. Vimos que el Señor Jesús no
vino a abolir la Ley sino a darle cumplimiento. Pero tendremos que entender
mejor esta perspectiva.
En la Biblia, los mandamientos no
viven por sí mismos, sino que son parte de un nexo, una relación. El Señor Jesús
no vino a abolir la Ley sino a darle cumplimiento. Y existe esa relación, de la
Alianza entre Dios y su pueblo. Al comienzo del capítulo 20 del libro de Éxodo
leemos – y esto es importante-: “Dios pronunció todas estas palabras”.
Parece una apertura como cualquier otra, pero nada en la Biblia es trivial. El texto no dice “Dios pronunció estos mandamientos”, sino “estas palabras”. La tradición judía siempre llamará al Decálogo “las diez palabras”. Y el término “decálogo” significa precisamente esto. Y, sin embargo, están en forma de leyes, son mandamientos objetivamente. ¿Por qué, entonces, el autor sagrado usa, precisamente aquí, el término “diez palabras”? ¿Por qué? ¿Y no dice “diez mandamientos”?
Parece una apertura como cualquier otra, pero nada en la Biblia es trivial. El texto no dice “Dios pronunció estos mandamientos”, sino “estas palabras”. La tradición judía siempre llamará al Decálogo “las diez palabras”. Y el término “decálogo” significa precisamente esto. Y, sin embargo, están en forma de leyes, son mandamientos objetivamente. ¿Por qué, entonces, el autor sagrado usa, precisamente aquí, el término “diez palabras”? ¿Por qué? ¿Y no dice “diez mandamientos”?
¿Cuál es la diferencia entre un
mandato y una palabra? El mandato es una comunicación que no requiere diálogo.
La palabra, en cambio, es el medio esencial de la relación como diálogo. Dios
Padre crea por medio de su palabra, y su Hijo es la Palabra hecha carne. El
amor se alimenta de palabras, al igual que la educación o la colaboración. Dos
personas que no se aman no logran comunicar. Cuando alguien habla a nuestro
corazón, nuestra soledad termina. Recibe una palabra, hay comunicación y los
mandamientos son palabra de Dios: Dios se comunica en estas diez Palabras y
espera nuestra respuesta.
Una cosa es recibir una orden, otra
percibir que alguien intenta hablar con nosotros. Un diálogo es mucho más que
la comunicación de una verdad. Yo puedo decirles: “Hoy es el último día de la
primavera, cálida primavera, pero hoy es el último día”. Es una verdad, no un
diálogo. Pero si les digo: “¿Qué piensan de esta primavera?, abro un diálogo.
Los mandamientos son un diálogo. La comunicación se realiza por el gusto de
hablar y por el bien concreto que se comunica entre los que se aman por medio
de las palabras. Es un bien que no consiste en cosas, sino en las personas
mismas que mutuamente se dan en el diálogo”.
Pero esta diferencia no es algo
artificial. Observemos lo que pasó al principio. El Tentador, el diablo, quiere
engañar al hombre y a la mujer sobre esta cuestión: quiere convencerlos de que
Dios les ha prohibido comer los frutos del árbol del bien y del mal para
mantenerlos sometidos. El desafío es efectivamente éste: La primera regla que
Dios da al hombre, ¿es la imposición de un déspota que prohíbe y obliga?, o ¿la
atención de un papá que cuida de sus pequeños y los protege de la
autodestrucción? ¿Es una palabra o es un mandato? La más trágica, entre las
diversas mentiras que la serpiente le dice a Eva, es la sugerencia de una
deidad envidiosa –“Pero, no, Dios tiene envidia de ustedes”-, de una deidad
posesiva. “Dios no quiere que tengan libertad”. Los hechos muestran
dramáticamente que la serpiente mintió, dio a entender que una palabra de amor
fuese un mandato..
El hombre se enfrenta a esta
encrucijada: ¿Dios me impone cosas o me cuida? ¿Sus mandamientos son solo una
ley o contienen una palabra para cuidarme? ¿Dios es patrón o padre? Dios es
Padre: No lo olviden nunca. Incluso en las situaciones más difíciles, piensen
que tenemos un Padre que nos quiere a todos. ¿Somos súbditos o hijos? Este
combate, tanto dentro como fuera de nosotros, se presenta continuamente:
Tenemos que elegir mil veces entre una mentalidad de esclavos y una mentalidad
de hijos. El mandamiento es del patrón, la palabra es del Padre,
El Espíritu Santo es un Espíritu de
hijos, es el Espíritu de Jesús Un espíritu de esclavos no puede por menos que
aceptar la Ley de forma opresiva, y puede producir dos resultados opuestos: O
una vida de deberes y obligaciones, o una reacción violenta de rechazo. Todo el
cristianismo es el pasaje de la letra de la Ley al Espíritu que da vida. Jesús
es la Palabra del Padre, no es la condena del Padre. Jesús vino a salvar, con
su Palabra, no a condenarnos.
Se ve cuando un hombre o una mujer
han vivido este pasaje o no. La gente se da cuenta de si un cristiano razona
como un hijo o como un esclavo. Y nosotros mismos recordamos si nuestros
educadores nos cuidaron como padres y madres, o si solo nos impusieron reglas.
Los mandamientos son el camino hacia la libertad, porque son la palabra del
Padre que nos hace libres en este camino.
El mundo no necesita legalismo, sino
cuidados. Necesita cristianos con corazón de hijos: no lo olviden. +
AICA Dios es un padre que nos cuida no patrón
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