Hoy no es fácil discernir lo que es justo en cuestiones
antropológicas fundamentales. ¿Podría existir una "cátedra" aceptable
para todos? ¿Cómo distinguir entre el bien y el mal, entre el Derecho verdadero
y el "derecho aparente"? En lo referente a la dignidad del hombre,
evidentemente, el principio de "la mayoría" no basta.
Históricamente, los ordenamientos jurídicos han estado
casi siempre motivados de modo religioso. Sin embargo, el cristianismo nunca ha
impuesto a la sociedad un "Derecho revelado", sino que se ha remitido
a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del Derecho; se ha
referido a la armonía entre razón objetiva y subjetiva, una armonía que
presupone que ambas esferas estén fundadas en la Razón creadora de Dios.
Efectivamente, los teólogos cristianos se sumaron al movimiento filosófico y
jurídico surgido en el siglo II a.C., cuando se "encontraron" el
Derecho Natural social (desarrollado por los filósofos estoicos) y el Derecho
Romano.
—De este contacto "providencial" nació la cultura
jurídica occidental, cuya importancia es determinante para la humanidad.
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