viernes, 19 de abril de 2019


¿Jesús también fue víctima de abuso sexual?
La décima estación del Vía Crucis dice: “Jesús es despojado de sus vestiduras”. Se refiere a Mt 27,35: “Los que lo crucificaron, se sortearon su ropa y se la repartieron.”
Jesús fue inocente, según la opinión del procurador romano Poncio Pilato. Sin embargo, lo condena a insistencia de los líderes religiosos judíos, quienes logran de enardecer una parte del pueblo contra Él. Quieren que muera, porque ha blasfemado a Dios y porque es sospechoso de ser revolucionario. 

Los soldados romanos eran acostumbrados a las crucifixiones. Pilato había decretado miles. Pero este santurrón Jesús les daba rabia. Su aparente inocencia les incentivaba a todo tipo de burlas: le ponen una corona de espinas, le dan una caña como si fuera un cetro y le ponen uno de sus mantos: Que tal rey. Jesús es inocente, indefenso y sumamente vulnerable ante ellos. Son simples soldados, pero el hecho que tienen poder absoluto sobre una persona tan vulnerable, les hace abusar de su poder. Lo maltratan con ganas. Se burlan de Él. Y la última burla de estos depravados es quitarle toda su ropa. Desnudo tiene que morir en la cruz. Lo despojaron de su ropa. ¿Habrá sido solo un robo? De hecho, se “repartieron” el botín. 
Yo creo, que aquí hubo algo más, que un simple robo. Aquí había abuso de poder y abuso sexual. A estos soldados les gustaba verlo sufrir. Les gustaba verlo sufrir violando su intimidad. Verlo desnudo probablemente no les estimulaba sexualmente, pero les daba más poder sobre El. Le robaban todo, su intimidad, su dignidad. El abusador sexual de menores muchas veces no vive un gozo sexual, sino un gozo de poder sobre alguien indefenso. Robándole lo más íntimo, le roba el alma a su víctima. Y goza de este poder absoluto, que le da este acto.
Tipos como estos soldados verdugos al poco tiempo se hacen abusadores de poder. Son cosas del oficio. Y del abuso de poder al abuso sexual es poco trecho. No nacen- pero se hacen depravados. Y Jesús fue uno de sus víctimas. Despojándolo de sus vestiduras, le han robado su dignidad, su intimidad. No fueron ni violación ni tocamientos indebidos. Pero algo como acoso o sometimiento sexual.
Esto no pasó solamente con Jesús. Esto pasa hoy miles de veces. Cuantos abusos sexuales cometidos en las guerras actuales, por ejemplo, de parte del Estado Islámico en Siria e Irak. Cuanto abuso sexual de padrastros y familiares. Tienen poder sobre sus víctimas y lo aprovechan en su momento. Y cuando son menores de edad es peor. Destruyen toda una vida sin darse cuenta siquiera. Son matones.
Lamentablemente estos crímenes se han dado también dentro de las iglesias y dentro de nuestra Iglesia Católica. Para que estos escándalos no salen a la luz haciendo daño a la imagen de la institución, muchos en la iglesia se han callado. No se pensó en el sufrimiento de las víctimas, solo se pensó en el daño, que puede hacerse a la institución. Todavía muchos en la Iglesia no son capaces, de comprender la magnitud del daño en las victimas ni la multitud de casos, que existen. Pero son muchos. En algunos países se han hecho investigaciones serias y los números son escalofriantes: Por lo menos un 5% del clero ha abusado sexualmente de menores. Son miles de casos en todos los continentes. La buena noticia es, que casi un 95% del clero no son abusadores de niños. Pero, aunque existiera un solo caso, el daño es tan grande, que nada ni nadie lo puede justificar. Tenemos que aceptar lo que pasó, aunque duela. Y tomar todas las medidas posibles, entre ellos un castigo severo, para que no se repita.
Aquí en Caravelí hasta ahora me he enterado de un solo caso, que es realmente escalofriante: El caso del Cura Revilla. El Padre Revilla abusó y violó a una niña de 10 años aquí en Caravelí. Fue en los años 60, antes de que llegara todavía Monseñor Federico Kaiser. Ni bien que se formara la Prelatura de Caravelí lo envían a Puquio, no sé si el obispo tenía conocimiento en aquel momento. La niña quedó traumada. No se lo contó a nadie. Su familia se enteró muchos años después, porque nunca más asistía a la iglesia. Recién cuando iba a morir la victima ya de avanzada edad pudo aceptar, que venga un sacerdote. Esto me contó su hermana, que vive aquí en Caravelí. Sin embargo, en Puquio este sacerdote seguía abusando y violando a niñas de esta edad.
En los archivos se mencionan 3 casos de acusaciones de Padres de Familia al Cura Revilla en los años 70. El obispo hizo investigar el caso, pero parece, que no encontró más pruebas, que la palabra de los papás furiosos. Finalmente, los papas lo acusan ante el fiscal y se va a prisión a Ica por 4 años. Cuando sale de la prisión ya no vuelve a la Prelatura, sin embargo, sigue ejerciendo de sacerdote en Lima, como si nada hubiera pasado. Una de sus víctimas me contó, que la llevó al almacén, para entregarle alimentos para su familia. Y allí la despojó de su ropa y la penetró. La niña de 9 años le contó a su Mamá y la Mamá le obligó a callarse. Con el cura no te metas. Este cura murió hace 4 años. En su entierro nadie mencionó nada de sus crímenes. 
Ya no podemos seguir así. Si hay abusos, hay que denunciar. Y el sacerdote no puede tener un poder absoluto sobre las consciencias y la vida de las personas, especialmente los niños. Debe de haber más respeto de parte de los sacerdotes y más control de parte de los laicos. Nuestra iglesia debe de ser menos clericalista y más igualitaria en el trato entre los laicos y los sacerdotes. Si no, estos casos pueden repetirse. 
La iglesia de Jesús no puede seguir el patrón de los soldados romanos. Tiene que ponerse al lado de las víctimas, al lado de Jesús. Ayúdennos a comprender mejor nuestros errores y a aprender de ellos. Queremos ser una iglesia solidaria y sanadora con los más vulnerables. Debemos de erradicar decididamente el abuso sexual y sus causas institucionales. 
Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Los pecados individuales e institucionales. Pero necesita de parte del pecador un sincero arrepentimiento y un cambio real. Jesús, es un sanador herido. Sufría nuestros abusos. 
Jesús, por tu muerte en la cruz: ¡Perdona nuestros pecados y sana las heridas de las víctimas y de tu iglesia!
Caravelí, viernes santo 2019 Reinaldo Nann, Obispo de Caravelí

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