jueves, 7 de marzo de 2013

El obrar de Cristo en el Espíritu Santo nos libera del demonio



Hoy consideramos que Cristo, actuando con el Espíritu Santo, se hace presente entre nosotros y nos defiende del mal. ¡Es absurdo que el demonio expulse al demonio! Tengamos sentido común: ¡es Cristo quien —con el "dedo" de Dios— echa a los demonios!

El anuncio del Reino es "acontecimiento": Palabra de Dios en Persona. Este anuncio es también una lucha contra las fuerzas del mal. El mundo antiguo vivió la aparición de la fe cristiana como una liberación del temor a los demonios que, a pesar del escepticismo y el racionalismo ilustrado, lo invadía todo. Para nosotros no hay más que un Dios y un solo Señor, Jesucristo (cf. 1Cor 8,4): en esta afirmación hay una fuerza liberadora, el gran exorcismo que purifica el mundo. Por muchos "dioses" que fluctúen en el mundo, ¡sólo uno es Dios y Señor!

—Con Jesucristo, Dios ha entrado en la historia de un modo totalmente nuevo: vivimos, de manera singular, el tiempo de la conversión y del arrepentimiento, y también el tiempo del júbilo.

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