“Qué hubiese pasado si Ella hubiese dicho que no, o
ignorado, o dilatado, el anuncio de tu ángel de amor, en cambio creyó en tu
palabra y se hizo Tú esclava, en un acto perfecto y de Fe”
Al iniciar esta
reflexión, quise tomar parte de una canción muy hermosa; “La Fe de María”, que
refleja no sólo una bonita composición, sino que, permite en nuestro corazón,
valorar la entrega generosa de María, una fe, que quisiéramos imitar, para
mayor honra y gloria de nuestro Señor Jesucristo. Ella, joven, humilde y
sencilla, elegida por Dios para llevar en su vientre al salvador del mundo, en
este tiempo difícil para el mundo, nos impulsa a dar respuesta generosa a Dios;
“Hágase según tu palabra” y también
en el milagro de las bodas de Cana; “Hagan”
lo que Él les diga. El verbo Hacer,
que tiene dos usos maravillosos en María, primero, el permitir que Dios obre en
nosotros, aceptando así su amor eterno y el segundo, de seguir su camino de
salvación, aunque en el camino se tenga que enfrentar con dificultades,
teniendo la plena confianza de que no estamos solos y que todo lo que pasemos,
no nos apartara del amor que Dios nos tiene en su Hijo Jesucristo.
En este camino de
la vida y de la fe, debemos permitir que la intercesión de María no ayude a
configurar nuestra vida con Cristo, ella como madre, nos ama, alimenta, guía,
defiende y protege.
Nos ama, porque es madre verdadera, y una
madre ama a sus hijos, fruto de sus entrañas, recordemos a Jesús en la cruz:
“hijo, ahí tienes a tu madre; Madre, ahí tienes a tu hijo” Cristo, nos regaló a
María como madre, una madre que ama, a pesar de la ingratitud o indignidad de
los hijos, nos ama con ternura, ama, porque también Dios nos ama.
Nos alimenta, porque es madre verdadera, que siguiendo el ejemplo de
Jesús, se preocupa por sus hijos en todos los aspectos de la vida, en el ámbito
sobrenatural, espiritual y en el ámbito humano, corporal. Dando así el alimento
del alma, el pan de la vida, y el alimento que alimenta nuestro cuerpo. Una
porción que al igual que en la multiplicación de los panes y peces, permite
saciarnos y quedar satisfechos.
Nos guía, porque es madre verdadera, aquella
que junto al Padre, nos enseña a dar los primeros pasos en la fe, manifestando
las primeras palabras de amor a Dios, enseñándonos a rezar, conduciéndonos por
el camino del bien, sosteniéndonos cuando estamos a puntos de caer y
ayudándonos a levantar cuando hemos caído. No hay mayor predilección en María
que llevar adelante la voluntad de Dios, un Dios que quiere que todos se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad, por lo tanto, como buena madre, también
nos corrige.
Nos defiende y
protege, porque es madre
verdadera, que está dispuesta a todo para que sus hijos estén bien y no se
pierdan, para que no sean acechados por el enemigo, que como león rugiente
ronda buscando a quien devorar. Un enemigo, que se está manifestando de muchas
maneras, envolviéndonos con sus mentiras, fomentando la división, generando
miedo y desesperanza, inclusive incentivando el odio a Dios y al ser humano.
María nos ayuda y protege, resistiendo firmes en la Fe. Ella ha pisado la
cabeza de la serpiente que no podrá hacernos nada, porque María está ahí,
cubriéndonos con su manto y cariño maternal.
Queridos hermanos
y hermanas, en este tiempo difícil que atraviesa el mundo, amemos más a Dios,
amemos más a María, tengamos vida de oración. Pidámosle al Señor de la vida,
que nos ayude a tener la fe de María, aquella fe, que nos permite seguir
caminando con esperanza, que nos permite seguir siendo solidarios, que nos
permite mirar la vida con optimismo, y formando en nosotros un corazón
generoso, que da gratis, lo que ha recibido gratis. Madre nuestra María,
cuantas veces siendo niño te recé, con mis besos te decía que te amaba,
permítenos volver a ti, que nos aferremos a ti, perdón por no haberte valorado,
como un regalo maravilloso, intercede por nosotros, por el mundo, para que
termine esta pandemia del Covid, también otras pandemias, como la corrupción,
la violencia, las ideologías, la falta de amor.
Una madre no se
cansa de esperar…
Pbro. Jaime Luis
Carrascal Quiroz
No hay comentarios:
Publicar un comentario