Lectura del santo evangelio según san
Lucas 14,1.7-11
Un
sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y
ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros
puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te
sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más
categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá:
"Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el
último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último
puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube
más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque
todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Los
dones y la llamada de Dios son para siempre
Quiero
comenzar esta reflexión partiendo de esta promesa y afirmación con la Pablo
termina esta 1ª lectura: “los dones y la llamada de Dios son para
siempre, son irrevocables” (V29), podemos utilizar otros sinónimos de ese
“irrevocable”, hay muchos, todos llevan la fuerza de la totalidad. Por tiempo
mi mente se quedó fijada en ese V29, siento una opresión en el corazón que me
dice: ¡cómo vas a llegar a conocer la ternura, la profundidad y firmeza de
Dios…! ¿Cómo? ¿Qué experiencia te habita?
Entonces
vuelvo a leer el texto y me fijo en cuantas respuestas se da Pablo para sus
propias preguntas. El pueblo de Israel no acogió o más bien una parte de él
rechazó al Mesías=Jesús, es decir rechazó su propia salvación, no por ello deja
de ser menos salvación, es más, Pablo siente que esta ceguera parcial, esta
caída, debida al rechazo a Cristo por los judíos, encaja perfectamente en
el plan de redención de Dios para toda la humanidad. Dios por medio de su misericordia
ha abierto ampliamente las puertas de la salvación a los no judíos, a los
gentiles, a nosotros, a todos.
En
el corazón de Pablo anida un rayo de esperanza, por propia experiencia
conoce quién es Dios: Dios es el fiel, el que no se desdice, el que tiene
capacidad de perdón por que ama, se le conmueven las entrañas…por eso el
castigo para Israel no será ni total ni definitivo. “Pondré mi ley y la
escribiré en su corazón, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31,
33ss)
Y
también quién es él: “también yo soy israelita “(V1b) se coloca como
el mejor ejemplo para mostrar el poder y la gracia de Dios. En mi su gracia, no
ha sido vana. Si en él siendo un perseguidor, pudo la gracia hacer el Apóstol
de los gentiles,¡ qué no hará en toda la humanidad cuando llegue ésta a su
plenitud!
Dios
es fiel a sus promesas. Esto es verdad para los creyentes en el AT como para
los santos en el NT. La clave es la fidelidad de Dios, no la humanidad; la
misericordia de Dios, no nuestro desempeño humano. La elección tiene el propósito
de bendecir, nunca de excluir. Caminemos con esta esperanza.
¡No
elijan los primeros asientos…!
Hoy
Lucas nos ofrece dos breves relatos situados en una invitación a la que acude
Jesús: el 1º trata de la elección de los primeros puestos; el 2º explica a
quiénes debemos invitar.
Nos
dice que “le acechaban,” está claro que esperaban que Jesús cometiera algún
error y poder acusarlo. Por qué Jesús aceptaría tal invitación? Su mensaje
y Él mismo no consideraba necesario excluir a nadie; su espíritu es
inclusivo siempre. Aunque el orgullo de la elite pueda impedir que reciban la
gracia de Dios, la gracia sí es accesible para ellos. No es Jesús el que se
aleja del pecador, sino el pecador que se aleja de Jesús
La
invitación a comer constituye el asunto de la enseñanza del evangelio de hoy.
La humildad, los pobres y la generosidad con ellos están en el centro de los
dos relatos.
Con
su predicación y con su vida; Jesús, no nos dice cómo avanzar en el reino de
este mundo, ni cómo encontrar reconocimiento en él, sí nos revela cómo
funcionan las cosas en el reino de Dios. “Porque el que se ensalza,
será humillado; y el que se humilla, será ensalzado” (v. 11).
Ésta es la regla para la vida del reino de Dios – una inversión que pone
nuestro mundo social al revés, revelando un mundo con reglas muy diferentes. Al
avisarnos de esta inversión inminente, Jesús ayuda a prepararnos para vivir en
el reino de Dios, aprendiendo y siguiendo ahora las reglas del Reino. El
reconocimiento de estas reglas hace que el reino de Dios se convierte en una
realidad presente, y no solo una esperanza futura.
El
último versículo (v14) termina con el mejor “piropo” que
puede desear oír una persona al final de su vida: ¡Dichoso-a tu que
has entendido y vivido el evangelio! Es la felicidad que nace del hecho de
hacer de tu vida un gesto de total gratuidad. Entra en el reino de tu Señor.
Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
Congregación Romana de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/4-11-2017/
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