jueves, 28 de septiembre de 2017

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.

Reflexión del Evangelio de hoy
Primero construid mi templo… después construid vuestras casas

El profeta Ageo es enviado a anunciar al pueblo la importancia de que pongamos a Dios por encima de todas las cosas. “Primero construid mi templo… después construid vuestras casas”, podíamos resumir el texto.
No hay vida perfecta sin que Dios esté presente, sin que Dios sea el centro. Dios es el que da sentido a nuestras vidas, y solo desde Dios nuestras acciones tienen sentido, dan fruto, y fruto bueno.
Además, nosotros somos templo de Dios, Dios habita en nosotros, por lo que nosotros debemos cuidar este templo personal, por medio de la oración, la reflexión personal, la palabra de Dios, los sacramentos… así, construyendo nuestra “casa”, construimos su “templo” para que Dios pueda habitar en nosotros.
¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
El evangelio de hoy nos plantea una situación importante y habitual: la búsqueda del conocimiento de Jesús. Jesús es un personaje que llama la atención, que no pasa desapercibido y que sus acciones invitan a buscarlo, a saber más de Él. Pero este conocimiento no puede ser un conocimiento meramente de su persona, sino más bien, el conocimiento de Jesús es mucho más profundo.
Buscar a Jesús no es conocer su vida, saber qué ha hecho, qué ha dicho… Buscar a Jesús, encontrar a Jesús, es cambiar de vida, porque él nos transforma. Encontrar a Jesús es amar al prójimo, hacer vida en cada uno de nosotros la palabra de Dios, las palabras de Jesús.
La búsqueda de Jesús, el encuentro con Jesús, se debe dar a través de la oración. Esos momentos de intimidad con Dios nos ayudan a conocerlo, nos ayudan a identificarnos con su palabra, con su misión… Y como veíamos en la primera lectura, no podemos llegar al verdadero conocimiento de Jesús si previamente no preparamos nuestra “celda interior”, como diría Santa Catalina de Siena.
¿Cómo preparo mi “celda interior” para recibir la Palabra de Dios?

Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.

https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/

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