Lectura del santo evangelio según san Lucas
9, 7-9
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no
sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que
había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos
profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de
quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.
Y tenía ganas de ver a Jesús.
Reflexión del Evangelio de hoy
Primero construid mi templo… después
construid vuestras casas
El profeta
Ageo es enviado a anunciar al pueblo la importancia de que pongamos a Dios por
encima de todas las cosas. “Primero construid mi templo… después construid
vuestras casas”, podíamos resumir el texto.
No hay vida
perfecta sin que Dios esté presente, sin que Dios sea el centro. Dios es el que
da sentido a nuestras vidas, y solo desde Dios nuestras acciones tienen
sentido, dan fruto, y fruto bueno.
Además,
nosotros somos templo de Dios, Dios habita en nosotros, por lo que nosotros
debemos cuidar este templo personal, por medio de la oración, la reflexión personal,
la palabra de Dios, los sacramentos… así, construyendo nuestra “casa”,
construimos su “templo” para que Dios pueda habitar en nosotros.
¿Quién es este de quien oigo semejantes
cosas?
El evangelio
de hoy nos plantea una situación importante y habitual: la búsqueda del
conocimiento de Jesús. Jesús es un personaje que llama la atención, que no pasa
desapercibido y que sus acciones invitan a buscarlo, a saber más de Él. Pero
este conocimiento no puede ser un conocimiento meramente de su persona, sino más
bien, el conocimiento de Jesús es mucho más profundo.
Buscar a
Jesús no es conocer su vida, saber qué ha hecho, qué ha dicho… Buscar a Jesús,
encontrar a Jesús, es cambiar de vida, porque él nos transforma. Encontrar a
Jesús es amar al prójimo, hacer vida en cada uno de nosotros la palabra de
Dios, las palabras de Jesús.
La búsqueda
de Jesús, el encuentro con Jesús, se debe dar a través de la oración. Esos
momentos de intimidad con Dios nos ayudan a conocerlo, nos ayudan a
identificarnos con su palabra, con su misión… Y como veíamos en la primera
lectura, no podemos llegar al verdadero conocimiento de Jesús si previamente no
preparamos nuestra “celda interior”, como diría Santa Catalina de Siena.
¿Cómo preparo
mi “celda interior” para recibir la Palabra de Dios?
Dña. Rosa María
García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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