La fiesta de la Virgen de la Merced es profundamente
significativa para las Fuerzas Armadas del Perú de quienes es su Patrona y para
quienes es su Gran Mariscala. Efectivamente, la vida espiritual de los miembros
del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea está encomendada a la Madre Celestial
en esta dulce advocación, cuya fiesta celebramos el 24 de setiembre.
En la Spirituali Militum Curae, el Papa San Juan Pablo II, decía: “La asistencia espiritual de los militares es algo que la
Iglesia ha querido cuidar siempre con extraordinaria solicitud según las
diversas circunstancias. Ciertamente éste constituye un determinado grupo
social y “por las condiciones peculiares de su vida”…, necesitan una concreta y
específica forma de asistencia espiritual; por esta necesidad, a lo largo de
los tiempos, ha velado la sagrada jerarquía, y en particular los Romanos
Pontífices, dada su función de servicio o “diaconía”, proveyendo del mejor modo
en cada uno de los casos, con la jurisdicción más apropiada a las personas y a
las circunstancias”.
La misma Constitución Apostólica, antes mencionada,
precisa que: “Los cuarteles y los lugares reservados a los militares están
sometidos primera y principalmente a la jurisdicción del Ordinario militar;
subsidiariamente a la jurisdicción del obispo diocesano, a saber, cuando falten
el Ordinario militar o sus capellanes: en cuyo caso tanto el obispo diocesano
como el párroco actúan por derecho propio”.
El Ordinariato Militar, también llamado Obispado Castrense
vela por la atención espiritual, moral y pastoral de las Fuerzas Armadas y de
la Policía Nacional del Perú. “Pertenecen al “Ordinariato” militar, y están
bajo su jurisdicción… Todos los fieles que son militares y los empleados
civiles que sirven a las Fuerzas Armadas; Todos los miembros de sus familias,
esposos e hijos, incluidos los emancipados, los parientes y los empleados
domésticos que vivan en la misma casa; Los que frecuentan centros militares y
los que se encuentran en hospitales militares, residencias de ancianos o lugares
semejantes o prestan servicio en ellos; Todos los fieles…que ejercen un oficio
permanente confiado por el Ordinario militar o con su consentimiento”. (Cf.
SMC)
Las Fuerzas Armadas tienen un rol imprescindible en la
construcción del País. Al Perú se deben y la Nación les expresa su gratitud.
Oremos por nuestros hermanos de las Fuerzas Armadas para que bajo el manto
maternal de la Virgen de la Merced “sean ministros de la paz y de la seguridad”
de nuestra amada Patria.
R.P. Guillermo Inca Pereda
Secretario Adjunto
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