jueves, 5 de julio de 2012

La violencia no puede ser un medio para alcanzar el desarrollo de los pueblos


“Bienaventurados los constructores de paz
porque ellos serán llamados Hijos de Dios”
(Mt 5,9)


Con dolor y pesar todos los peruanos  vemos, una vez más, el desenlace de un conflicto que enfrenta a hermanos contra hermanos y que deja como saldo no solamente varias personas heridas sino también la irreparable pérdida de tres vidas humanas en la Provincia de Celendín, en Cajamarca.

Ante tan penosos incidentes ocurridos ayer, la Conferencia Episcopal Peruana, hace una nueva invocación a todos los actores del conflicto, para dejar los discursos que incitan a la violencia, para medir la fuerza con que se aplica el control de los enfrentamientos, para reflexionar juntos sobre las soluciones concertadas y de modo especial para desistir de la violencia como una manera de lograr los objetivos de una comunidad o de un pueblo.

Los Obispos del Perú vuelven a recordar que “La vida es un valor supremo que en cualquier circunstancia debe ser protegida y privilegiada, tanto la de nuestras comunidades campesinas, como las que quienes, en cumplimiento de su deber constitucional, procuran el restablecimiento del orden”.

Acompañamos el dolor de las familias que sufren por la pérdida de sus seres queridos y rezamos por ellos. Exhortamos al pueblo de Celendín y a las comunidades de Cajamarca a la serenidad y demandamos cese este enfrentamiento entre compatriotas. Del mismo modo invocamos tanto a las autoridades políticas, así como a las comunidades de Cajamarca a reiniciar en el más breve plazo el canal del diálogo, y que debe ser utilizado como la única vía para resolver racional y pacíficamente los conflictos.

En su misión evangelizadora la Iglesia anuncia el valor de la vida y el respeto de los derechos fundamentales de las personas, promueve actitudes de respeto por la naturaleza y promueve una cultura de paz y de diálogo, por eso nos mantenemos a disposición del país para colaborar en lo que nos sea requerido, a fin de devolver la tranquilidad a las poblaciones afectadas de todo el Perú, especialmente del querido pueblo de Cajamarca.

Invocamos la intercesión de la Virgen del Carmen, Patrona de Celendín, e invitamos a todos a elevar este día una oración por la paz, para que Dios conceda a nuestro pueblo el inapreciable don de la paz y la concordia.

Lima, 4 de Julio del 2012

+ Salvador Piñeiro García-Calderón
Arzobispo Metropolitano de Ayacucho
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

No hay comentarios:

Publicar un comentario