Ábreme tu corazón, Oh Jesús, pues él es el lugar de mi descanso; en él quiero morar toda mi vida y dar el último suspiro. ¡Ojalá que en él pudiese ofrecerte continuamente el mío! Haz, o amable Salvador, que mi corazón se una tan estrechamente al tuyo, que yo pueda decir, como la esposa de los Cantares: “Yo duermo, mas mi corazón vela…” ¡Oh Jesús! Vela sobre mí mientras duermo. Uno el reposo que voy a tomar al santo descanso que tú tomaste en este mundo; quiero tomarlo con los mismos fines que tú, Oh Jesús, y para mayor gloria de tu Eterno Padre, a fin de que permaneciendo siempre unido a ti, esté siempre ocupado de Dios.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario