El
Texto: Juan
20,1-9 o Lucas 24,13-35
13
Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús,
situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. 14 En el camino hablaban sobre lo
que había ocurrido. 15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se
acercó y siguió caminando con ellos. 16 Pero algo impedía que sus ojo lo
reconocieran. 17 El les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron,
con el semblante triste, 18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú
eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!». 19
«¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el
Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y
de todo el pueblo, 20 y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros
jefes lo
entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. 21 Nosotros
esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres
días que sucedieron estas cosas. 22 Es verdad que algunas mujeres que están con
nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro 23 y al
no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido
unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. 24 Algunos de los nuestros fueron
al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo
vieron».
25
Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo
que anunciaron los profetas! 26 ¿No será necesario que el Mesías soportara esos
sufrimientos para entrar en su gloria?» 27 Y comenzando por Moisés y
continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él.
28
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir
adelante. 29 Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es
tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos. 30 Y estando a la
mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. 31
Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él
había desaparecido de su vista. 32 Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro
corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».
33 En
ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí
encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, 34 y estos
les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!». 35
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo
habían reconocido al partir el pan.
El contexto bíblico
Esta historia de los dos desconocidos
discípulos de Jesús camino a Emaús se encuentro solo en el evangelio de Lucas.
La muerte de Jesús les hizo perder su fe. Aparece Jesús y no lo reconocen. Les
explica su situación a través de las Escrituras y su corazón empieza arder. “Al
partir el pan” (=Eucaristía) con él recién lo reconocen. Mientras tanto ya se
había aparecido también a los apóstoles en Jerusalén. Jesús les cambia su idea
de Mesías. Es la historia de un encuentro
con Jesús en la meditación de la vida, de la biblia y la experiencia
eucarística.
En el contexto actual
Nosotros somo como estos discípulos:
1.
Estamos preocupados por el Coronavirus,
por la cuarentena prolongada, por nuestra vida y nuestra economía.
2.
Jesús se une a nosotros, aunque nos
cuesta reconocerlo. Nos invita a buscarlo en la Biblia y en la Eucaristía,
aunque sea espiritual y virtual.
3.
Es importante, que compartimos estas
experiencias de un Jesús vivo.
¿Dónde está Jesús en la vida de nuestra
familia, de cada uno de nosotros? ¿Tienes preocupación, frustración en tu fe?
¿Lees la biblia con frecuencia? ¿Asistes
a la misa los domingos? ¿Por qué?
Prelatura de
Caravelí, P. Reinaldo Nann, Obispo
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