En la
catequesis de la audiencia general, el Papa Francisco se refirió a su reciente
viaje apostólico a Chile y Perú. “Hace dos días, regrese del viaje apostólico a
Chile y Perú. ¡Un aplauso para Chile y Perú! Dos pueblos buenos. Doy gracias al
Señor porque todo ha salido bien: pude encontrar al Pueblo de Dios en camino
por esas tierras, -también a los que no están en camino, están algo
parados…pero son buena gente- y alentar el desarrollo social de esos países.
Renuevo mi gratitud a las autoridades civiles y a los obispos, que me
recibieron con tanto cariño y generosidad; así como a todos los colaboradores y
voluntarios”.
El Santo Padre comentó que en Chile, en el encuentro con las
autoridades políticas y civiles, alentó el camino de la democracia, como un
espacio de encuentro solidario y capaz de incluir la diversidad. Asimismo, el
Papa recordó su visita al centro penitenciario femenino en Santiago, donde las
mujeres, expresaban, a pesar de todo, tanta esperanza. “Las animé a exigir, de
ellas mismos y de las instituciones, un serio camino de preparación para la
reinserción, como un horizonte que da sentido a la pena diaria”.
También habló de las dos misas que celebró en el sur y el norte de
Chile. “La del sur, en Araucanía, la tierra donde viven los indios mapuches,
transformó en alegría los dramas y las fatigas de este pueblo, lanzando un
llamado a una paz que sea armonía de la diversidad y al repudio de toda
violencia. La del norte, en Iquique, entre el océano y el desierto, fue un
himno al encuentro entre los pueblos, que se expresa de manera singular en la
religiosidad popular.
Luego, el Papa Francisco destacó su visita a Perú, sobre todo el
encuentro con los pueblos de la Amazonía peruana, que también puso en marcha el
itinerario del Sínodo Pan-Amazónico convocado para octubre de 2019, como
también los momentos vividos con la gente de Puerto Maldonado y con los niños
del Hogar “El Principito”. “Juntos dijimos "no" a la colonización
económica y a la colonización ideológica”, dijo.
También se refirió al encuentro con las autoridades políticas y
civiles de Perú, donde manifestó su aprecio por el patrimonio ambiental,
cultural y espiritual de nuestro país y destacó dos realidades que lo amenazan:
la degradación ecológico-social y la corrupción. “No sé si vosotros habéis oído
hablar de corrupción. No existe solamente allí. Aquí también y es más peligrosa
que la gripe. Se mezcla y arruina los corazones. La corrupción arruina los
corazones. Por favor, no a la corrupción. Subrayé que nadie está exento de
responsabilidad frente a estas dos plagas y que el compromiso de
contrarrestarlas concierne a todos”, señaló.
Luego, el Pontífice habló de su visita a la ciudad de Trujillo,
donde celebré la multitudinaria Misa en Huanchaco. Allí, el Papa recordó que
esa ciudad fue azotada por el Fenómeno del Niño costero y alentó a los fieles a
reaccionar frente a ella, y también ante otras tormentas como el hampa, la
falta de educación, de trabajo y vivienda segura. En Trujillo, también
participó en un encuentro con los sacerdotes y consagrados del norte del Perú,
donde compartió con ellos la alegría de la llamada y de la misión, y la
responsabilidad de la comunión en la Iglesia. “Les exhorté a ser ricos de
memoria y fieles a sus raíces. Y entre estas raíces está la devoción popular a
la Virgen María. Siempre en Trujillo tuvo lugar la celebración mariana en la
que coroné a la Virgen de la Puerta, proclamándola Madre de la Misericordia y
la Esperanza”, recordó el Santo Padre.
Culminando su recuento de su viaje, el Papa Francisco se refirió
al último día de su itinerario en Perú, que se desarrolló en Lima, “con un
fuerte acento espiritual y eclesial”. “En el santuario más famoso de Perú,
donde se venera el cuadro de la Crucifixión llamado “Señor de los Milagros”,
encontré a unas 500 religiosas de clausura, de vida contemplativa: un verdadero
“pulmón” de fe y oración para la Iglesia y para toda la sociedad. En la
catedral recé una oración especial por la intercesión de los santos peruanos, a
la que siguió el encuentro con los Obispos del país, a quienes propuse la
figura ejemplar de San Toribio di Mogrovejo”.
También, el Santo Padre recordó que en Ángelus rezado en la Plaza
de Armas de Lima, se dirigió a los jóvenes y les puso como ejemplo a los
santos, como hombres y mujeres que no perdieron el tiempo en “maquillar” su
propia imagen, sino que siguieron a Cristo, que los miró con esperanza.
Finalmente, dijo que la Palabra de Jesús le da pleno significado a
todo y así también el Evangelio de la última celebración eucarística, en la
Base de Las Palmas, que resumió el mensaje de Dios a su pueblo en Chile y Perú:
“Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc. 1:15). “Así -parecía decir el Señor-
recibiréis la paz que os doy y estaréis unidos en mi esperanza. Este es, más o
menos, el resumen de este viaje. Oremos por estas dos naciones hermanas, Chile
y Perú, para que el Señor las bendiga”, concluyó el Pontífice.
http://www.iglesiacatolica.org.pe/cep_prensa/archivo_2018/desarrolloinformacion_260118.htm#visitp8
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