Hoy, para que la vestidura blanca recibida en el bautismo
se purifique de toda mancha, la comunidad de los creyentes ofrece el Sacrificio
eucarístico y otras oraciones de sufragio por aquellos a quienes la muerte ha
llamado a pasar del tiempo a la eternidad. Rezar por los difuntos es una obra
buena, que presupone la fe en la resurrección de los muertos, según lo que nos
revela la Sagrada Escritura.
El mes de noviembre recibe su peculiar tonalidad
espiritual de las dos jornadas con que se abre: ayer, la solemnidad de Todos los Santos y, hoy, la conmemoración de los fieles difuntos. El misterio de la
comunión de los santos ilumina de modo particular este mes y toda la parte
final del año litúrgico, orientando la meditación sobre el destino terreno del
hombre a la luz de la Pascua de Cristo.
—La gran familia de la Iglesia encuentra en estos días un
tiempo de gracia, que vivimos uniéndonos al Señor y ofreciendo su Sacrificio
redentor en sufragio de los fieles difuntos.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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