Celebramos
el día de todos los difuntos. En especial queremos recordar los difuntos de
nuestra familia …. Y otros, que recordamos con cariño … La muerte es para el
cristiano no el final de la vida sino un transito para la vida eterna. Con
nuestras oraciones queremos acompañar al alma del difunto de limpiarse de todo
pecado por nuestro salvador Jesucristo. Como introducción podemos ver el
siguiente video: https://www.facebook.com/1544394022/videos/10223398108531295/
2. Canto de entrada
Se
canta el salmo 113. Si no, pueden cantarse otros cantos apropiados conocidos de
resurrección. https://youtu.be/T34yf8sHxfU
3.-Palabras de introducción
“Creo
que mi Redentor vive, y que al final de los tiempos he de resucitar del polvo,
y en esta carne mía contemplaré a Dios, mi Salvador. Lo veré yo mismo, mis
propios ojos lo contemplarán. Y en esta carne mía contemplaré a Dios, mi
Salvador”. Hermanos, que la paz de Jesucristo esté hoy muy especialmente con
todos nosotros. Nos hemos reunido en esta casa, para conmemorar a nuestros
hermanos difuntos... Juntos rezaremos por ellos, y pediremos a Dios nuestro
Padre que lo admita para siempre en su reino eterno, en el lugar de la luz y de
la paz. Al mismo tiempo, fortaleceremos en nosotros la fe y la esperanza en la
vida plena que Dios ofrece a todos sus hijos, después de nuestro paso por este
mundo.
4. Encendido del cirio pascual o
de una vela
Encendemos,
oh Cristo Jesús, esta llama, símbolo de tu cuerpo glorioso y resucitado; que el
resplandor de esta luz ilumine nuestras tinieblas y alumbre nuestro camino de
esperanza, hasta que lleguemos a ti y lo encendemos en recuerdo de nuestros
hermanos difuntos … que sabemos que ya gozan de tu presencia en el reino. Oh
claridad eterna, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los
siglos. Amén.
5. Oración
Oremos
(pausa). Padre, escucha en tu bondad nuestra oración por tu hijo N., a quien
has llamado de este mundo. Llévalo junto a ti, al lugar de la luz y de la paz,
para que viva en el gozo de tu amor, en la asamblea de tus santos. Por
Jesucristo nuestro Señor.
6. Lectura del segundo libro de los
Macabeos (12, 43-46)
En
aquellos días, Judas Macabeo, jefe de Israel, hizo una colecta y recogió dos
mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que ofrecieran un sacrificio
de expiación por los pecados de los que habían muerto en la batalla. Obró con
gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección, pues si no hubiera
esperado la resurrección de sus compañeros, habría sido completamente inútil
orar por los muertos. Pero él consideraba que a los que habían muerto
piadosamente, les estaba reservada una magnifica recompensa. En efecto, orar
por los difuntos para que se vean libres de sus pecados es una acción santa y
conveniente. Palabra de Dios.
Salmo 22 (23) Respuesta:
El
Señor es mi pastor, nada me falta. 2 El Señor es mi pastor, nada me falta: en
verdes praderas me hace recostar; Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara
mis fuerzas. Me guía por senderos justos, por el honor de su nombre.
(Respuesta) Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas
conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. (Respuesta) Preparas una mesa ante
mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
(Respuesta) Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. (Respuesta)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
(25, 1-13)
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los
cielos es semejante a diez jóvenes, que, tomando sus lámparas, salieron al
encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las
descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de
nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto
con lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A
medianoche se oyó un, grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se
levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus
lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su
aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.’ Las previsoras les
contestaron: ‘No, porque no va alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan
mejor a donde lo venden y cómprenlo’. Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó
el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se
cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor,
ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’. Por eso,
estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora”. Palabra del Señor.
7. Comentario a las lecturas
leídas:
¿Cómo
justifica el libro de los Macabeos la oración por los difuntos? El evangelio
nos dice, que hay que estar preparados para entrar en el banquete del Reino de
los Cielos. ¿Como nos preparamos?
9. Oración de los fieles
a)
Ahora, juntos, oremos confiadamente a Dios, nuestro Padre, por nuestros
hermanos N. Respondemos a cada petición, diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE. Para que
Dios acoja a sus hijos N. y lo llene del gozo y de la vida para siempre. OREMOS
AL SEÑOR Para que acepte todo el bien que hicieran en este mundo, y les perdone
todo pecado. OREMOS AL SEÑOR Para que reciba también en la felicidad de su
Reino a todos los que han muerto. OREMOS AL SEÑOR Para que dé consuelo y
esperanza a todos los que sufren. OREMOS AL SEÑOR.
10. Padrenuestro
Hemos
orado con fe por nuestros hermanos difuntos. Vamos a despedirnos de ellos.
Nuestro adiós, aunque no nos quita la tristeza de la separación, nos da, sin
embargo, el consuelo de la esperanza. Vendrá un día en que nos alegraremos de
nuevo con su presencia. Esta asamblea que hoy se despide con tristeza, se
reunirá un día en la alegría del Reino de Dios. Consolémonos, pues, mutuamente
en la fe de Cristo diciendo el Padrenuestro.
11. Canto de despedida
Resucitó
https://youtu.be/ODfTraRqHos 3
12.
Oración final
A tus
manos, Padre de bondad, encomendamos las almas de nuestros hermanos difuntos
con la firme esperanza de que resucitarán en el último día con todos los que
han muerto en Cristo. Te damos gracias por todos los dones con que los
enriqueciste a lo largo de su vida; en ellos reconocemos un signo de tu amor y
de la comunión de los santos. Dios de misericordia, acoge las oraciones que te
presentamos por estos hermanos nuestros que nos han dejado y ábreles las
puertas de tu mansión. Y a todos nosotros, los que hemos quedado en este mundo,
concédenos saber consolarnos con palabras de fe, hasta que también nos llegue
el momento de volver a reunirnos con ellos, junto a ti, en el gozo de tu reino
eterno. Por Jesucristo nuestro Señor. Los Padres pueden bendecir a sus hijos.
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