Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 30 de septiembre de 2020

La Iglesia Peruana en la Pandemia

1   Sufre con la gente

La iglesia católica al igual que la población sufrió con la gente. Hay obispos, sacerdotes, religiosos, catequistas y muchos laicos infectados y muertos. La iglesia acompaña espiritualmente a muchos en su dolor.

2.    Se digitaliza

El aislamiento social hizo imposible celebrar misas presenciales. Sin embargo, los sacerdotes no tardaron en adaptarse a la nueva realidad, que implica el uso de las redes sociales y plataformas virtuales y han llegado a más personas que antes de la pandemia. Aunque muchos laicos extrañan poder comulgar, no son abandonados espiritualmente. También hay reuniones de grupos y catequesis virtuales con gran creatividad.

3.    Se solidariza

Es impresionante la labor caritativa, que la iglesia desplegó en estos últimos meses: Se dieron bolsas de alimentos en zonas pobres y se reaperturaron comedores parroquiales. La iglesia fue líder en gestionar plantas, generadores y balones de oxigeno medicinal, las cuales muchas veces fueron donados a los establecimientos de salud.

Se organizaron varias campañas para ayudar: “Por un Perú sin hambre”, “Respira Perú” y actualmente “Resucita Perú Ahora”. En esta última campaña el cardenal Pedro Barreto es la cabeza visible llamando al dialogo entre ciencia y fe, entre diferentes iglesias y religiones, entre la sociedad civil y el estado. Los diálogos ya dan sus primeros frutos y el equipo de comunicación publicó sus primeros vídeos de sensibilización. Esta campaña quiere sumar a todos los actores y dar una respuesta más amplia y efectiva a la pandemia.

4.    Apoya a iniciativas locales

Ante la difícil situación sanitaria y el limitado éxito del estado de llegar con efectividad a los más vulnerables se han formado en muchos lugares marginales y en provincias “Comités Covid” desde la sociedad civil, a nivel de barrios o distritos principalmente. Muchas veces sus protagonistas no son los alcaldes ni la iglesia, aunque su cooperación es importante. En la Prelatura de Caravelí se han formado varios comités de este tipo en varias localidades. Han hecho recaudación de dinero en la población y en las colonias de la costa y del extranjero. Lo han invertido principalmente en oxígeno, en ayuda a las postas medicas y en prevención. Algunas comunidades campesinas han impedido, que extraños entren en su pueblo. La iglesia local puede apoyar a estas iniciativas ciudadanas locales y facilitar el dialogo con las entidades estatales locales. Juntos podemos vencer a la pandemia. Cada uno por su lado va a lograr muy poco.

5.    Reabrirá a sus templos

Creo, que las iglesias (católica y evangélicas) en su gran mayoría han apoyado con mucha responsabilidad las medidas duras de aislamiento social del estado peruano. No es fácil para nosotros vivir sin poder reunirnos físicamente. Creo, que, en la cuarta etapa de la lucha contra la pandemia, el estado debería permitir nuevamente las misas y cultos evangélicos, siempre, que el Minsa aprobara sus protocolos de bioseguridad y las iglesias las cumplen verdaderamente. Un buen momento, siempre cuando las infecciones nuevas y el número de muertes por día siguen bajando, sería el día de los difuntos (2 de noviembre) o el inicio del tiempo de adviento, es decir el 29 de noviembre. Creo, que nuestras misas y cultos presenciales darán esperanza y ayudarían mucho a la salud mental de nuestra población. En casi todos los países de Europa, en EEUU y en algunos pocos países latinoamericanos, esta reapertura de los templos ya es una realidad.

Caravelí, 29 de setiembre 2020                                  P. Reinaldo Nann, Obispo

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