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El Cuerpo Incorrupto De San Pío De Pietrelcina (Archivo Zenit) |
Uno de los más conocidos estigmatizados
«Uno de los más conocidos estigmatizados. Sufrió muchas pruebas, pero
fue agraciado con numerosos dones y carismas. Es un moderno cirineo que no solo
se abrazó a la cruz personalmente, sino que ayudó a otros a portarla»
Francesco Forgione es una de las figuras emblemáticas del siglo XX,
extraordinariamente probado y aclamado como santo antes de su muerte. Lo
inexplicable tuvo en él a uno de sus insignes representantes. Fue, sin
proponérselo, vía de controversia para los incrédulos, de los que eligieron la
razón como bandera. Es un instrumento del cielo para mostrar a los reticentes y
al resto del mundo la grandeza y el poder infinito del amor de Dios, clave
única de tanto misterio acogido sin dudar por los sencillos y humildes de corazón.
Un caudal de dones: estigmas, bilocación, curación, profecía, lágrimas,
penetración de espíritu, de perfume (sus estigmas olían a flores), etc., fueron
llegando a la vida de este capuchino, que solo quiso ser «un fraile que
reza», en medio de incontables sufrimientos, sirviéndole como peana
para alcanzar la gloria eterna. «Los ángeles solo nos tienen envidia
por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Solo el sufrimiento nos permite
decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo». Entendió perfectamente
las palabras de Cristo: «Casi todos vienen a mí para que les alivie la
cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a
llevarla». Este moderno cirineo no vaciló; portó la cruz elegantemente
hasta el fin de sus días, unido al Redentor, infundiendo aliento a los demás y
ayudándoles a llevar la suya: «Ten por cierto que si a Dios un alma le
es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡coraje! y adelante siempre».
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