Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 31 de mayo de 2017

Sacerdote de Schoenstatt P. Reinaldo Nann designado Obispo en Perú

VATICANO / PERÚ

Este sábado 27 de mayo, mientras el Papa Francisco se encontraba en Génova en visita pastoral, la sala de prensa del Vaticano anunció el nombramiento del Sacerdote perteneciente al Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, P. Reinaldo Nann como nuevo prelado de la Prelatura territorial Caravelí en el sur de Perú.

El P. Reinaldo Nann había comenzado su trabajo hace unas semanas atrás en su nueva parroquia en la región amazónica del Perú. Nativo de Friburgo en Alemania y con 56 años de edad es llamado 'Sacerdote Fidei Donum', o sea, pertenece al grupo de sacerdotes diocesanos de los países ricos y recibiendo dinero de sus diócesis de origen, asume tareas pastorales durante cierto tiempo en un país menos desarrollado. Desde 1992, Reinaldo Nann ha trabajado en Perú y lo ha hecho con mucho agrado.

Trabajó en varios lugares, sobre todo en las parroquias más pobres y también coordinó el Movimiento de Schoenstatt en Trujillo, donde se encuentra el primer Santuario de Schoenstatt de Perú. Este fin de semana, él se encuentra participando en la Jornada Nacional del Movimiento de Schoenstatt en Perú.


El nombrado Obispo escribió en una carta para Navidad 2016: "Me estoy convirtiendo cada vez más en un fan del Papa Francisco. Su enfoque de una Iglesia pobre entre los pobres, también es mi enfoque. Su llamado de ir más a la periferia, me motiva. Las exhortaciones apostólicas Evangelii Gaudium, Laudato sí y Amoris Laetitia me hablaron al corazón".
Y él lo ha nombrado Obispo, sirviendo a la Iglesia en la amada Dilexit Ecclesiam.

Entre los primeros en felicitarle se encontraba el P. José Luis Correa, quien en estos momentos está en Costa Rica,  y quién trabajó mucho con el P. Reinaldo Nann.

Una llamada, que te cambia la vida
Reinaldo Nann escribió hoy, inmediatamente después del anuncio de su nombramiento:

El 22 de mayo a las 9.15 am recibí una llamada en mi parroquia en El Estrecho: El secretario del Nuncio Apostólico en el Perú (o sea el embajador del Vaticano): "¿Está Usted solo? ¿Nadie puede escuchar nuestra conversación? ¡Está obligado, bajo secreto pontificio, de no contar a nadie de esto antes de la fecha de su publicación! Hemos estudiado a su persona y ahora el Santo Padre, el Papa Francisco, le ha nombrado como Obispo Prelado de la Prelatura de Caravelí. ¿Acepta Usted este nombramiento?"

Me quedé congelado un momento. No quería salir del Putumayo. No quería abandonar a mi gente aquí. Le dije: ¿Puedo tener un tiempo para pensarlo bien? Si me dijo, tiene 24 horas. El pobre ya estaba casi un mes tras mío, pero no había manera de comunicarse en mi viaje de misión.

De hecho, unos tres años atrás, el actual obispo de Caravelí había sido nombrado también obispo castrense y buscaba un sucesor para Caravelí. Se fijó en mi, porque realmente me gusta trabajar en la sierra y de esos hay pocos. Pero no estaba interesado de ser obispo, porque como párroco puedo estar mucho más cerca de la gente, una cualidad, que el Papa Francisco ahora exige de todos. Nunca me he preocupado de hacer carrera o tener amistades con obispos. Soy más libre y pastoral en mí pensar y actuar que dogmático o jurídico. Así, que para mí era seguro, que este cáliz se apartará de mí. Y no pasó nada en tres años, yo desde febrero en la Amazonía. Había vendido mi auto (ya que aquí no hay carreteras), había llevado como 130 kgs. de libros y material para la pastoral en una agencia de transporte hasta aquí, porque estaba seguro, que aquí me quedaría por muchos años. Y la gente aquí contenta, ya que después de tantos años, hay otra vez un párroco estable. Y ahora esta llamada.

En estas 24 horas me puse a orar y a pensar. No pude hablar con nadie, menos con mi confesor. Mi pregunta era: Señor, ¿Qué quieres tú de mí? ¿Está la voluntad de Dios en obedecer al Papa, quien me nombró? ¿Está la voluntad de Dios en estos pobres pueblos nativos del Putumayo, que tanto me necesitan y que recién me estoy acostumbrando? Para mí no es cuestión de poder, dinero, prestigio. No busco eso. Busco servir. Poco a poco me di cuenta, que fui yo, quien escogió el Putumayo. Fui yo, a quien le gusta aquí. Mientras esta llamada no tenía que ver nada conmigo. Tenía que ser la voluntad de Dios. Todavía me duele el corazón, pensando, que en pocos días debo abandonar mi gente aquí. Le dije a Dios: Tienes que buscar también una solución para esta gente, ya que tú tienes la culpa, no yo.

Se poco de Caravelí. Está cerca de Arequipa. Es una ciudad pequeña en un valle caluroso. La prelatura tiene 22 parroquias esparcidas en un territorio inmenso de 29.000 km cuadrados. Solo 7 parroquias tienen un párroco. La mayor parte de la gente vive en pueblos de altura y frío y hablan quechua. Nunca había estado allí. Pero he leído varios libros de José María Arguedas (por ejemplo "Yawar Fiesta") y los nombres de Lucanas, Puquio, Cora Cora me suenan conocidos. Me lo imagino como un Santiago de Chuco más extenso y más apartado. Allí en los Andes entre Nazca, Arequipa y Ayacucho.

Más tiempo que me imaginaba, como sería trabajar allí, más me invadió la calma: un signo de la presencia del Espíritu de Dios. Y en la noche soñaba de Arguedas y del Papa Francisco, que quiere una iglesia pobre entre los pobres. Seré obispo, pero seré uno al estilo del Papa Francisco: cerca del pueblo, sencillo, evangelizando. Y sorprendiendome a mí mismo, le dije "si acepto" al nuncio el día siguiente. Me explicó, que hay un tiempo de silencio, hasta que el mismo vaticano publique el nombramiento. Que difícil, no poder hablar con nadie. Después tendré unos 2 ó tres meses, de preparar el cambio. La ordenación episcopal será en Caravelí, eso tengo claro. Ni bien, que haya fecha, les avisaré más. Y no se olviden: Oren por mí, para que el cargo no me haga orgulloso sino más servicial. Muchas gracias.

El Obispo recién nombrado, en un pueblo junto al Puuamayo, donde durante años nunca visitó un sacerdote.

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