Mons. Reinaldo Nann

domingo, 3 de mayo de 2015

Juan 15: la imagen del vino y la vid


Hoy, la liturgia nos conduce a Juan 15, introduciéndonos otra de las grandes imágenes del cuarto Evangelio: el vino (y la vid). Los tres grandes dones de la tierra —pan, vino y aceite— se han convertido, junto con el agua, en los elementos sacramentales fundamentales de la Iglesia, en los cuales los frutos de la creación se convierten en vehículos (sacramentos) de la acción de Dios (la concesión de la gracia).

Cada uno tiene características propias y, por ello, una función diferente de signo. El vino representa la fiesta; permite al hombre sentir la magnificencia de la creación. Y la vid, como atributo cristológico, significa la unión indisoluble de Jesús con los suyos, que, por medio de Él y con Él, se convierten todos en "vid", y que su vocación es "permanecer" en la vid.

—Las palabras sobre la vid muestran el carácter irrevocable del don concedido por Dios: en la encarnación, Dios se ha comprometido consigo mismo. Pero, a la vez, estas mismas palabras reclaman nuestra respuesta.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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