Mons. Reinaldo Nann

martes, 17 de febrero de 2015

La tentación: apariencia de realismo


Hoy Jesucristo, denunciando la "levadura" (= malicia) de Herodes, desenmascara una de las facetas de la tentación pecaminosa: la apariencia de realismo. Al tomar decisiones es cuando emerge la pregunta: ¿qué es lo que cuenta verdaderamente en mi vida? Ahí aparece el núcleo de toda tentación: apartar a Dios, que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo y molesto.

Reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras. Lo real es lo que se constata: "poder" y "pan". Ante ello las cosas de Dios aparecen irreales (un mundo secundario que realmente no se necesita). La cuestión es Dios: ¿es verdad o no que Él es la realidad misma? ¿Es Él mismo el Bueno, o debemos inventar nosotros mismos lo que es bueno?

La cuestión de Dios es el interrogante fundamental que me pone ante la encrucijada de mi existencia.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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