Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 11 de febrero de 2015

El corazón y la pureza del corazón

Hoy aparece —controvertidamente— la fundamental cuestión del "corazón": es ahí —y no fuera— donde se "teje" la trama de la historia humana. En Marcos vemos el cambio radical que Jesús ha dado al concepto de pureza ante Dios: no son las prácticas rituales lo que purifica. La pureza y la impureza tienen lugar en el corazón del hombre y dependen de la condición de su corazón. Y antes que un "rearme" (esfuerzo) ético, el punto decisivo es el encuentro con Dios en Jesucristo: Él nos purifica.

La palabra "corazón" se refiere a la interrelación interna de las capacidades perceptivas del hombre, en la que también entra en juego la correcta unión de cuerpo y alma, como corresponde a la "totalidad" del hombre. Sin aislar la razón o la voluntad, el hombre ha de aceptar de Dios su propio "ser cuerpo" y "ser espíritu", viviendo la corporeidad de su existencia como riqueza para el espíritu.

—El corazón ha de ser puro, profundamente abierto y libre para ver a Dios.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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