Mons. Reinaldo Nann

martes, 16 de diciembre de 2014

Jesús, el "nuevo Moisés"

Hoy, Jesús alude al Bautista: él —último profeta del Antiguo Testamento— señaló a Cristo; y Éste señala al Padre. Efectivamente, "a Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer". En Jesús se cumple la promesa del nuevo profeta. En Él se ha hecho plenamente realidad lo que en Moisés era sólo imperfecto: Él vive ante el rostro de Dios no sólo como amigo, sino como Hijo.

Sólo partiendo de esta afirmación se puede entender verdaderamente la figura de Jesucristo, tal como se nos muestra en el Nuevo Testamento. En ella se fundamenta todo lo que se nos dice sobre las palabras, las obras, los sufrimientos y la gloria de Jesús. Si se prescinde de este auténtico "baricentro", no se percibe lo específico de la figura del Señor.

—Tu oración, Jesús, es la conversación del Hijo con el Padre, en la que está implicada tu alma humana (conciencia y la voluntad): también quiero implicarme yo.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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