Mons. Reinaldo Nann

martes, 3 de septiembre de 2013

Sacerdote sirio pide el desarme para iniciar el proceso de paz



2 de septiembre de 2013 (romereports.com) Algunas de las imágenes del conflicto sirio son tan dramáticas que no se pueden ni mostrar, como las de los niños que sufrieron el ataque químico. El trago es aún más amargo para Monseñor Georges Dankaye, de nacionalidad siria.


Mons. Georges Dankaye
Rector del Pontificio Colegio Armenio
“Mi mayor temor es que hayamos empezado a perder el control de la guerra. Comenzó movida por ideales como la democracia y la libertad y otros bonitos conceptos pero debemos aceptar que la situación se ha ido de las manos”.

Monseñor Dankaye nació en Alepo, una de las ciudades más castigadas por la guerra donde han muerto unas 100.000 personas.

Desde pequeño supo que quería dedicar su vida a la Iglesia Católica Armenia, cada vez más debilitada pero de profundas raíces en Siria.

En Roma trabaja como rector del Pontificio Colegio Armenio: Quiere que termine la guerra en su país y dice que el primer paso es que no haya intervención ni apoyo militar de terceras naciones.

Mons. Georges Dankaye
Rector del Pontificio Colegio Armenio
“Como las armas llegan, ambas partes del conflicto tienen sus esperanzas puestas en los países que les dan apoyo material, militar y logístico. Eso hace más difícil que se rindan y se abran al diálogo. Porque cada día les dicen 'no tengas miedo, estamos con vosotros, ganaremos'”.

Georges Dankaye hace un llamamiento internacional a que se respete la vida humana. Cree que, aunque se hayan usado armas químicas, la intervención armada internacional no resolverá nada.

Mons. Georges Dankaye
Rector del Pontificio Colegio Armenio
“¿Acaso es diferente la víctima que muere en la calle por disparos que la que muere por un ataque con armas químicas?, ¿cuál es la diferencia? Son vidas humanas, sagradas a los ojos de Dios”.

Para Georges Dankaye si la violencia continúa, peligra la supervivencia de la Iglesia Católica Armenia en la región. Dice que esta pérdida sería irreparable para una lugar que vio nacer y dar sus primeros pasos al Cristianismo.

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