La peregrinación –un viaje físico a un lugar santo– ha
sido siempre una parte importante del cristianismo, aunque la práctica declinó
en popularidad tras la Reforma. Recientes “cambios de época”, han devuelto a
los fieles a la práctica tradicional de buscar a Dios a través de la
peregrinación a destinos como Tierra Santa o Roma, así como a los santuarios marianos
locales, nacionales e internacionales más populares.
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