Mons. Reinaldo Nann

jueves, 15 de julio de 2021

Los desafíos para la Iglesia del Perú en el marco del Bicentenario

 200 años atrás había 3 sacerdotes por cada 1000 habitantes (hoy hay uno por cada 10.000) es decir la influencia de la iglesia era enorme. Al inicio del siglo 19 la iglesia estaba dividida. Los obispos eran casi todos españoles y defendían hasta lo ultimo a la corona española con fervientes proclamas realistas. También algunos sacerdotes eran españoles y defendían la corona.

Sin embargo, la gran mayoría de los sacerdotes eran criollos. Se habían formado en escuelas católicas con ideas de la ilustración. Muchos hacen fervientes proclamas de la independencia. Por ejemplo, el prócer de la independencia, el P. Rodriguez de Mendoza. Pero se olvidan del indio y del negro.

Hoy nuevamente en la iglesia hay divisiones: Tenemos a los Tradicionalistas contra los Progresistas.

Los tradicionalistas se aferran a la tradición. Creen, que antes todo era mejor. Defienden al capitalismo contra el comunismo. A la modernidad ven solo negativo: los movimientos feministas, abortistas y LGTBI, el libertinaje sexual y el ateísmo. Se ven como cruzados contra la modernidad diabólica. En lo moral son rigoristas. La independencia para ellos fue obra de la masonería, pero la aceptan y celebran como parte de nuestra historia. Son integristas, para los cuales la diversidad es una amenaza.

Los progresistas se adaptan rápidamente al mundo moderno. Buscan lo novedoso, a veces acriticamente. Desprecian la tradición como anticuada. Buscan una economía solidaria y más humana, ni capitalista ni comunista. Defienden a los pobres y vulnerables, al medio ambiente. Creen, que la independencia es todavía una tarea pendiente: hay que integrar los pueblos andinos e amazónicos, aceptarnos como un país plural y megadiverso. Son pluralistas: la diversidad es riqueza.

Desafíos: La iglesia del Papa Francisco y del Bicentenario tiene que superar sus divisiones aceptando lo bueno de cada uno. Ser enraizados en la tradición, pero abiertos a la modernidad. Por su Espiritualidad superará al materialismo comunista y capitalista.  Será como un árbol: Sin raíces no puede crecer ni dar frutos. Debemos aceptar y vivir un sano pluralismo tanto dentro como fuera de la iglesia. El mundo no es ni malo ni bueno, es campo de misión. Discerniendo los signos de los tiempos y comprometiéndonos por un mundo más fraterno y sostenible.

El Perú del Bicentenario necesita inclusión: en el área de salud, educación y economía y también culturalmente: Los herederos de los excluidos de la independencia (indios, negros, mujeres) necesitan inclusión hoy: los provincianos, los pobres, los pueblos indígenas. La iglesia puede contribuir a una amplia alianza social, que incluye a todos.

 En este complicado tiempo del cambio de gobierno necesitamos:

1.    Calma: Dejar de atacar a Personas. Se acabó la campaña. Ahora estamos ante un problema de justicia electoral. Fortalecer las instituciones. ¡No-violencia verbal! ¡No al golpe militar!

2.    Desintoxicarse de información falsa Hay que dejar de escuchar y ver informaciones partidarias por un tiempo.  Ayuno político en redes sociales. Leer solo periódicos serios de ambos bandos para no quedarse en una burbuja sino conocer la otra cara de la medalla.

3.    Escuchar y dialogar:  Buscar lo positivo en el oponente. Necesitamos a los dos: Costa y Sierra, Ricos y Pobres. Conservadores e Izquierdistas. Empresarios y Campesinos.

4.    Vigilar: Defender a la democracia con la Proclama Ciudadana y al mismo tiempo a los más vulnerables (justicia y solidaridad para el pobre, la mujer, el indígena/campesino). Denunciar la corrupción empezando con nosotros mismos.

5.    Colaborar en la lucha contra la pandemia, la corrupción y la pobreza.


Caravelí, julio de 2021    

                                                     + P. Reinaldo Nann,  Obispo Prelado de Caravelí

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