Mons. Reinaldo Nann

domingo, 24 de noviembre de 2019

Evangelio del día, lunes 25-11-2019 (Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario)


Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

Reflexión del Evangelio de hoy
Las lecturas de este día nos recuerdan dos temas que vienen a animarnos en el camino de nuestra vida cristiana. El Libro de Daniel nos habla de tiempos difíciles para el pueblo de Israel. Tal como se nos dice, el rey Nabucodonosor se ha hecho dueño de todo. Se ha apropiado de cuanto ha podido, empezando por su rey Joaquín, e intenta paganizar a aquel pueblo imponiendo sus dioses. Ante esta situación la lectura nos habla de tres jóvenes dirigidos por Daniel. A los cuatro Dios les ha concedido “un conocimiento profundo de la sabiduría”. Es decir, una sabiduría para poder dirigir bien su vida de fe en Dios.
¿Qué conclusión podemos extraer de esta lectura? La fortaleza de estos cuatro jóvenes para mantener su fidelidad en medio de una situación arriesgada. Como los siete jóvenes Macabeos, ellos quieren mantenerse fieles a la ley. Más allá del riesgo que corren, saben que la ley está por encima  de todo y guardarla es un signo de su resistencia ante lo que el rey invasor propone.
Los tiempos que vivimos nos pueden ayudar a purificar nuestra fidelidad a Dios. También mucho de lo que nos rodea quiere absorber nuestros principios y sobre ellos introducir un modo de vivir ajeno al cristianismo. La fidelidad adquiere su grandeza cuando, en medio de las  dificultades, nuestra fe se mantiene incólume. Son tiempos arduos, donde se nos pide fortaleza para no sucumbir ante quienes, de múltiples formas, nos invitan a desdecirnos de nuestra condición de seguidores de Jesús.
Aprender a “mirar” como “mira” Dios
Jesús, en el pasaje del evangelio, nos invita a considerar lo que damos y cómo lo damos, a Dios y a los demás.
Seguramente que todos nos habríamos fijado en los importantes del momento, que se acercaban a echar, ostentosamente, su aportación al mantenimiento del templo. La pobre viuda habría pasado desapercibida, como alguien sin importancia que huye de los focos de atención. Y, sin embargo, a Jesús no le pasa desapercibida y saca una observación que traslada al público. Esa pobre viuda ha dado todo lo que tenía. Ante los ricos que daban lo que les sobraba, la viuda entrega lo que necesita. He ahí su grandeza. Esa donación es un signo de amor.
¿Qué valora Jesús en esa escena? La generosidad de la viuda pobre y su desprendimiento. Jesús la presenta como modelo. Lo que los otros echan no tiene valor; dan de lo que les sobra. Ella de lo que necesita. San Agustín nos recuerda que “ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es más tener a Dios en el alma que oro en el arca”. Lo importante no es la cantidad, sino el amor con que lo damos. No infrecuentemente, esa ofrenda llamativa de los ricos, no es otra cosa que el resultado del sometimiento de otros, de los cuales ellos se lucran. Por eso, tiene tan poco valor.
Podemos preguntarnos: ¿Qué damos a Dios y a los demás? ¿Hasta qué punto el amor nos lleva a sobrepasar lo que nuestros intereses reclaman? ¿Cómo lo damos?
Alguien dijo: Hacedlo todo por Amor. Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. Dios valora las dispo­siciones interiores de la persona, no lo que da. Eso es lo que aprecia Dios; algo bien diferente de lo que habitualmente apreciamos los hombres.
Una vez más, se nos pide, ser capaces de cambiar nuestro modo de “mirar”, para ir asemejándonos al “mirar” de Jesús. Él supo ver lo que había en el corazón de la pobre viuda. Y en ese corazón vio humildad, desprendimiento; en definitiva, amor a Dios, aunque no entendiera mucho de las Sagradas Escrituras. Y eso era lo importante.
Que tengamos un buen día, con el corazón dispuesto a mirar como Dios mira.

Fray Salustiano Mateos Gómara
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/25-11-2019/

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