Lectura
del santo evangelio según san Lucas 6, 39-42
En aquel
tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
-«¿Acaso
puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
Un
discípulo no es más que su maestro, sí bien, cuando termine su aprendizaje,
será como su maestro.
¿Por qué
te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que
llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que
te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo?
¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tuojo, y entonces verás claro para sacar
la mota del ojo de tu hermano.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
«Se fio
de mí»
Hay dos
expresiones que definen muy bien el mensaje de este texto de San Pablo: “me
hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio” y “Dios tuvo misericordia
de mí”.
La
primera es ciertamente fundamental. San Pablo, desde su experiencia de
conversión, nos descubre que la fe nace ciertamente del encuentro entre Dios y
el hombre, pero Él desde siempre ha pensado en nosotros, nos ha hecho a su
imagen y semejanza “capaces de Dios”, ha puesto toda su confianza y su amor en
nosotros y, finalmente, nos envía a la misión en su nombre. Descubrir a Dios en
la vida, manifestar nuestro sí al sí incondicional de Dios nos introduce en el
ámbito sagrado de un nuevo Sinaí.
La
segunda nace a partir de esta conversión. Solo desde la experiencia de fe, se
puede vislumbrar la Misericordia de Dios hacia los hombres, que es don, pero
también tarea. Al describir la parábola del Hijo Pródigo en su maravilloso
libro (“El regreso del Hijo Pródigo”), Nouwen nos hace ver que los brazos
abiertos del Padre, que corre a donde su hijo, supone todo un paradigma del
proceso de fe que debe seguir cualquier cristiano: no se trata tanto de
reconocer a Dios, sino de “ver el mundo y a los hombres con Sus ojos”.
«Sácate
primero la viga de tu ojo»
Las tres
pequeñas parábolas que San Lucas refiere en boca de Jesús se sitúan en el marco
de las Bienaventuranzas y nos muestran cuáles deben ser las actitudes de un
discípulo. Y lo hace con un lenguaje provocativo como el que suele usar en el
evangelio de Mateo para los fariseos… y es porque, al igual que ellos, también
los dirigentes de la comunidad lucana, quizás incluso algunos de los propios
discípulos de Jesús, habían convertido la fe en religión, es decir, habían
tratado de encerrar a Dios en un cúmulo de leyes y prohibiciones donde se
cumplía al par que se mentía.
Lamentablemente
hemos tomado la luz de Cristo y la hemos escondido en nuestro celemín de
mediocridades y autoreferencias. La Iglesia, cada uno de nosotros, somos
sacramentos de Cristo, del amor inmenso con que Él quiere a todos los hombres y
esto predicarlo y hacerlo vida a tiempo y destiempo, incluso siendo, como
nuestro Maestro, signo de contradicción. El mundo necesita “ver” como el ciego
del camino y hemos de llevarlo ante Jesús con profunda humildad, sin prejuicios
y, por supuesto, sabiendo que Él y solo Él puede salvarlo.
Preguntas:
- ¿Descubro en mi vida de fe que Dios realmente se fía de mí?
- ¿Reconozco en mí y en personas de la Iglesia la ceguera de la que habla el Evangelio? ¿En qué situaciones?
- ¿Soporto, comprendo, perdono o fustigo los defectos y pecados de mis hermanos?
D. Carlos José Romero Mensaque,
O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/13-9-2019/
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