Mons. Reinaldo Nann

domingo, 14 de abril de 2019

¿Pleitos entre obispos?


¿Ahora el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y el Arzobispo de Lima son los malos porque han hecho un comunicado donde no respaldan al Arzobispo de Piura en su querella judicial contra un periodista? ¿Ya no hay fraternidad en la iglesia?
Fraternidad sí, pero también corrección fraterna. La crisis de los abusos sexuales nos ha mostrado, que no puede de haber un espíritu de cuerpo cuando se trata de crímenes a los menores. 

Ni la Conferencia Episcopal ni yo como uno de sus miembros hemos acusado a Monseñor Eguren de abusador o encubridor. No tenemos pruebas. Pero hay muchas sospechas. Monseñor Eguren fue uno de los más cercanos al peor abusador sexual de menores en el Perú: Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio. El Sodalicio actualmente es investigado por la fiscalía, de ser una “asociación para delinquir” es
decir para cometer todo tipo de abusos. Hay 5 abusadores y más que 50 víctimas del Sodalicio identificados y parcialmente indemnizados. Para mí es un misterio, porque Monseñor Eguren no sale de esta asociación podrida y porque el Vaticano se demora tanto en disolverla. Y Monseñor Eguren dice, que no vio nada y no sabe nada. Esto lo hace sospechoso de encubrimiento, aunque no puede ser acusado de esto sin pruebas.

¿Porque lo llaman el Juan Barros del Perú? Porque hay muchas similitudes. Juan Barros como sacerdote ha estado muy cercano del fundador de los sacerdotes “Del Bosque” en Santiago de Chile y luego fue nombrado obispo. Dijo de no haber visto ni sabido nada de los abusos, que se cometieron casi en sus narices. El Papa Francisco le creyó mucho tiempo, hasta que enviando unos investigadores a Chile cambió de opinión y lo sacó. Si es una difamación, comparar la actitud de Eguren con la de Juan Barros, que me meten preso a mí también.

El periodista Pedro Salinas no es ningún santo. Como ex-miembro del Sodalicio es una persona herida por los abusos físicos, de conciencia y autoridad sufridos de esta organización. Él no es neutral en su lenguaje, es ácido y ofende, como es típico para muchas víctimas. Posiblemente alguna de sus palabras podría ser interpretado como difamatoria. Pero sabiendo de quien vienen estas palabras el obispo Eguren debía de habérselo perdonado. Enjuiciarlo a Pedro Salinas de parte de un miembro destacado del Sodalicio es re-victimizarlo. Es por lo menos un acto de imprudencia y sospechoso de ser una venganza. 

Yo estuve feliz de este comunicado de la Conferencia Episcopal. Porque no son solo 2 obispos, que no están de acuerdo con Monseñor Eguren, son muchos. Y no quiero, que la opinión publica me identifique a mí ni a la iglesia de apoyar a un cuestionado obispo del Sodalicio. Personalmente le aconsejaría a Monseñor Eguren que se distancie del Sodalicio y en caso contrario que renuncie, antes que el Papa Francisco lo tiene que sacar como a Juan Barros. 

Hay que luchar decididamente contra el abuso sexual de menores y su encubrimiento en la iglesia y en la sociedad. Ni acusaciones sin pruebas ni defensas cerradas sin conocer el fondo.

                                                                  + Por Mons. Reinaldo Nann
                                                                  Obispo Prelado de Caravelí

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