Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 24 de octubre de 2018

Evangelio del día, 24-10-2018 (Vigésimo Novena Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Contad a los pueblos las hazañas del Señor
Como Pablo, nosotros, los cristianos, hemos recibido unos dones, y somos enviados a anunciar a Cristo entre los gentiles.
Dios distribuye la gracia a todo el pueblo que cree y confía en Él. El anuncio de la Buena Noticia es para todos, para todo el mundo, por lo tanto, no podemos hacer acepción de personas. Si Dios quiere que el mensaje de su amor llegue a todos los pueblos, nosotros debemos mostrarlo, no puede nuestro corazón seleccionar a quién regalar el Amor, sobre todo si ese amor es con mayúsculas.
¡Qué difícil nos resulta a veces acercarnos a ciertas personas! Incluso darles la mano en las Eucaristías, ofrecerles una sonrisa. ¡Cuánta gente hay a nuestro alrededor que nos repele!, y resulta que San Pablo nos dice que es a todos a los que va dirigida la gracia, que Dios reparte en todos los hombres sus dones, y que nosotros no elegimos a quién debemos llevar a Cristo, sino que Dios nos envía, somos sus mensajeros.
Nuestra fe nos da fuerzas para anunciar el evangelio, siempre fundamentadas en el Señor, como dice el salmo de hoy: “porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación”. Y el sentirnos salvados por Dios nos lleva a proclamar las maravillas del Señor, la grandeza de nuestro Dios. No podemos quedarnos parados cuando hemos recibido tantos dones, tantas bondades, y, además de poner esos dones al servicio de los demás, hemos de dar gracias, anunciar, gritar… que todo viene de Dios, y todo es por y para Dios.
Mostremos a Cristo, su vida y su mensaje. Él es el único que puede llevar al mundo a Dios.
Mucho me has dado y mucho me puedes exigir
También este Evangelio nos plantea un gran interrogante: ¿soy un siervo fiel? ¿Respondo bien a los dones que se me han regalado?
Cada uno hemos recibido una misión, y esto lleva consigo una responsabilidad: si soy catequista, si soy ministro, si me ocupo del aseo de la Iglesia, si soy lector, si estoy ayudando en diferentes áreas sociales y de caridad… ¿Actúo acorde a mi responsabilidad?
Hoy es un buen momento para revisarnos. Primero dar gracias a Dios por la misión a la que nos ha llamado, por los dones que nos ha concedido, por las capacidades para hacer el bien y las posibilidades que tenemos de hacerlo, y después revisar si somos buenos trabajadores, si somos honestos y leales con Dios y con los demás.
Al que más se le da, más se le exigirá. Cuanto más recibimos más tenemos que ser capaces de dar, porque, si hemos recibido mucho de Dios, no es para enorgullecernos y guardarlo, sino para ponerlo en funcionamiento. Y seguro que nos llevaremos una sorpresa.

Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/24-10-2018/

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