Mons. Reinaldo Nann

jueves, 18 de octubre de 2018

Evangelio del día, 18-10-2018 (Vigésimo Octava Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz,

descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»
Reflexión del Evangelio de hoy
El Señor me ayudó y me dio fuerzas
En la vida de un cristiano todo empieza con el encuentro con Jesús. Así lo reconoce el Papa Francisco: “La fe, para mí, nació del encuentro con Jesús. Un encuentro personal, que tocó mi corazón y dio una nueva dirección y un nuevo sentido a mi existencia”. Así fue también para san Pablo con el encuentro especial con Jesús camino de Damasco. En la nueva vida que nos regala Jesús a sus seguidores, nos relacionamos con Dios como un hijo con su Padre y con los demás como nuestros hermanos. Y amamos a Dios, nuestro Padre y a los demás, nuestros hermanos. Fruto de ese amor depositamos nuestra confianza en Dios y en nuestros hermanos. Pero sabiendo que Dios no nos va a fallar nunca y a dejarnos solos. Pero algunos de nuestros hermanos, al ser humanos, nos pueden fallar y no portarse como tales. Eso es lo que relata san Pablo en esta primera lectura, donde nos recuerda qué hermanos se han portado mal con él y le han abandonado y qué hermanos se ha portado bien con él y permanecen con él, entre los que está San Lucas. De todas las maneras “el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles”.
¡Poneos en camino!
Bien sabemos que a los predicadores del evangelio de cualquier época, les puede pasar lo mismo a que a Jesús. “No es el siervo mayor que su señor, ni el enviado mayor que quien lo envía”. Jesús elige a otros setenta y dos y les envía a predicar su evangelio: “¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos”. Eso le pasó a su Jesús en su predicación. Algunos le aceptaron y le acogieron a él y a su mensaje, pero otros le rechazaron como los lobos a los corderos y hasta llegaron a matarle. Esa misma experiencia la tendrán sus discípulos. Serán aceptados por unos y rechazados por otros. Sabiendo además que Jesús les envía para que conviertan a los lobos en corderos, cambien su corazón agresivo, de piedra, de enemigo, por un corazón de carne, lleno de amor, de hermano… como el de Cristo.
Celebramos la fiesta de San Lucas, quien ha sabido plasmar por escrito, en su evangelio, la figura de Jesús de Nazaret y su estancia en nuestra tierra. En los Hechos de los apóstoles nos presenta las vivencias de las primeras comunidades cristianas, con especial mención a las correrías apostólicas de San Pablo, del que fue fiel colaborador.

Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-10-2018/

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