Mons. Reinaldo Nann

martes, 14 de agosto de 2018

Organización indígena peruana colabora con las investigaciones frente al asesinato del jesuita Carlos Riudavets



·         La ORPIAN-P lamenta y condena la “enorme pérdida” del misionero español y pide que este hecho no quede impune

·         La REPAM hace eco “de toda una comunidad que ahora llora su ausencia” y se une al llamado a las autoridades peruanas para esclarecer el crimen

Tras el asesinato del jesuita español Carlos Riudavets Montes, el pasado 10 de agosto, la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú (ORPIAN-P) no solo ha lamentado y condenado la “enorme pérdida” del misionero, sino que ha invitado a todos los ciudadanos a “colaborar con la investigación para encontrar al culpable”, para que este hecho no quede impune y sea sancionado por la instancia correspondiente.

Un llamado a la justicia
“Exigimos que se realice una investigación exaustiva sobre los acontecimientos ocurridos y se castigue a los autores materiales e intelectuales de dicho crimen”, ha manifestado el presidente de la ORPIAN-P, Salomón Awananch Wajush, a través de un comunicado en el que invoca “a todos los presidentes de rondas Awajun y campesinas, Apus de las comunidades, presidentes de organizaciones de las diferentes cuencas a que tomen las acciones inmediatas para colaborar con la ubicación y captura del asesino y presentarlo a la justiciapara su sanción correspondiente de acuerdo a la ley”.
“Profundamente entristecidos”, los líderes de los pueblos Awajun y Wampis, de las denominadas cinco cuencas –de los ríos Marañón, Chiriaco, Nieva, Cenepa y Santiago– que bañan las comunidades nativas que durante 38 años se habían beneficiado con los servicios del jesuita, también han expresado sus condolencias a la Compañía de Jesús, asegurando que “su recuerdo siempre estará vivo por haber sido un sacerdote jesuita ejemplar para nuestro pueblo”.
Solidaridad de la REPAM
Por su parte, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) se ha unido al “dolor frente a esta pérdida y hace eco de toda una comunidad que ahora llora su ausencia”, pidiendo a las autoridades peruanas el esclarecimiento de su muerte.
Riudavets nació en España, en Sanlúcar de Guardiana (Huelva). Desde su llegada al Alto Marañón, en 1980, gozaba del cariño y el aprecio de la comunidad awajun wampis. Hasta el día de su muerte, a los 73 años, fue notable su compromiso, entrega y responsabilidad con los pueblos originarios y su liderazgo educativo como profesor, director y promotor del colegio Fe y Alegría 55 “Valentín Salegue” de la comunidad Yamakentsa, en la provincia de Bagua (Amazonas). 
Sus restos reposarán en el vicariato de Jaén, “el lugar al que ha dedicado su vida”, ha dicho el portavoz de la Provincia de la Compañía de Jesús en Perú, Víctor Hugo Miranda. 


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