Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 18 de julio de 2018

Evangelio del día, 18-07-2018 (Decimoquinta Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,25-27
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

Reflexión del Evangelio de hoy
Nosotros solos no podemos

El profeta Isaías, en este texto, nos presenta a Asur como una persona orgullosa, una persona que no reconoce la presencia de Dios en su vida, la mano de Dios en sus acciones, sino que se envanece en todos sus actos, especialmente en las situaciones de éxito: “con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque era inteligente”.
Todo cristiano ve en su vida la presencia de Dios, la acción de Dios, porque toda su vida está al servicio de Dios. Pero es muy difícil ver la mano de Dios cuando tenemos éxito, cuando somos halagados en nuestro trabajo, cuando se nos otorgan responsabilidades en nuestra comunidad… en esos momentos nuestro propio orgullo hace que nos cueste ver que es Dios quien nos ha puesto en este lugar, y lejos de envanecernos debemos darle gracias, y poner nuestro éxito al servicio de la comunidad, de nuestros hermanos.
La humildad también es un don que los cristianos debemos tener. Ser humilde es saber reconocer cuáles son nuestras posibilidades, y a la vez dar gracias por todo lo que recibimos de Dios que nos ayuda a llevar una vida de amor y entrega a los demás. Nosotros solos no podemos.
Aprender a vivir
De nuevo el evangelio nos habla de humildad, de sencillez, de ignorancia, de hacerse niño. Un niño confía plenamente en su padre/madre, imita sus palabras, sus acciones… es su espejo. Y sobre todo confía, no se cuestiona, se fía. Su padre no le va a dar un agua envenenada, ni lo va a llevar por caminos que sean peligrosos para él. Lo llevará de la mano para que no caiga, y sobre sus hombros para que no se canse.
Igualmente el Señor, él nos lleva de la mano, nos guía, consuela y sostiene. Solo hace falta que, como el niño, nos fiemos y confiemos, que seamos sencillos y humildes, y desde esta sencillez y humildad es desde donde podemos acercarnos al rostro de Dios, mirar a Jesús y aprender de él, puesto que la única forma de llegar al padre es a través del hijo.
Dios se revela constantemente, día a día nos está enseñando a vivir, nos enseña cómo tenemos que amar, pero hace falta que tengamos ese corazón sencillo y humilde. Sin esa actitud no podemos aprender a vivir.

Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-7-2018/


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