Lectura del santo evangelio según san Mateo
11,20-24
En
aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi
todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de
ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en
vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a
vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado
hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a
ti.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Si no
creéis no subsistiréis
El
libro del profeta Isaías nos presenta a los reyes de Siria e Israel que
pretendían sustituir a Ajaz, rey de Judá, por alguien que se muestre favorable
a una coalición contra Asiria. Y se agitó su corazón y el corazón del pueblo.
Y es
que cuando alguien quiere aniquilarnos entramos en tiempos de agitación y
perdemos la calma. Ante una situación de aniquilación nos pone en un escenario
bélico. Queremos defender el estatus, la posición social, el trabajo, la vida.
El
Señor le encomienda a Isaías una misión ir al encuentro de Ajaz con su hijo
Sear Yasub para decirle que conserve la calma, que desaparezcan sus temores, y
su corazón no desfallezca, porque el Señor no permitirá el éxito de los planes
de Siria e Israel.
Si no
creéis no subsistiréis. Muchas veces le damos más fuerzas a la gente que quiere
aniquilarnos que a nuestras propias fuerzas, y ni qué decir a la fe que
depositamos en Dios. Confiar en Dios ante los tiempos bélicos. No quiere decir
que se use a Dios para los intereses de una parte de la contienda. Lo que
quiere decir es que Dios no permitirá sentirnos acabados. El Dios que nos dio
la existencia nos dará también la capacidad de resistir cada ataque que
recibamos de nuestros enemigos.
Pero
podemos ser nosotros mismos nuestros propios enemigos, porque nos resistamos a
creer en Dios. Sin embargo, Dios no puede hacer nada si no abrimos la puerta de
nuestra libertad para que el abatimiento quede sepultado en el desfallecer. La
fe en Dios es la capacidad de subsistir en medio de las adversidades. Confiar
es abrir las puertas del sepulcro del abatimiento.
Los
milagros y la no conversión
El
Evangelio de Mateo sitúa a Jesús en la recriminación a las ciudades donde había
hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido.
Un
milagro es una acción de origen divino en un hecho no explicable y constituye
un hecho sobrenatural.
Y es
que hay muchas acciones de Dios en nuestra vida que no creemos. Por ejemplo, el
mantener el trabajo en tiempo de crisis, el poder traer algo a la mesa de
nuestra hambre, el poder vivir en paz en situaciones de desfallecimiento y
abandono. El encontrar la calma cuando nos quieren aniquilar. Dios está
presente en cada acontecimiento de nuestra vida, es un milagro presencial donde
se nos ofrece la vida.
Sin
embargo, creemos que todo lo que ocurre en la vida es por nuestro solo
esfuerzo, olvidando que Dios alimenta también nuestro aliento de vida. Y es que
nos resistimos a la fe, olvidando el agradecimiento de vida que le debemos a
Dios, olvidando así nuestro origen.
Existen
otros muchos milagros en nuestra vida cuando acontecen hechos de fraternidad y
solidaridad en nuestro vivir, cuando alguien desde su generosidad comparte el
pan, visita a un enfermo, acompaña al que vive en soledad, comparte su tiempo
con el que está la cárcel. En nuestra vida está llena de milagros que superan
los sentimientos únicos del ser humano, nuestra semejanza con Dios nos
cuestiona, y nos libera de nuestra pretensión de ser nuestros únicos dioses.
Fr. Alexis González
de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-7-2018/
No hay comentarios:
Publicar un comentario